Otro día más de marchas, barricadas, neumáticos, enfrentamientos, manejo de turbas y otro día más sin producción. Para muchos la discusión respecto de la economía en este momento puede aparecer como frío e indolente, pero esto es clave: "It´s de the economy, stupid" (James Carville, 1992). Ocuparnos de levantar la economía es algo de lo cual no hemos escuchado mucho de los parlamentarios, y muy poco del oficialismo. El estado va a necesitar recursos para los eventuales cambios sociales, los cuales están muy lejos de cubrirse solo con un aumento de impuestos o cambios bruscos de timón, lo que acarrearía el efecto contrario.
La crisis en nuestro país está en un momento complejo, ya que a pesar de que "los expertos" tienen claridad y coinciden en seis puntos síntesis de la demanda ciudadana (pensiones, salud, transporte, privatizaciones de ciertos servicios, educación y movilidad social, abusos y corrupción, y nueva constitución), al parecer las posiciones se alejan día a día, mientras Chile continuará empobreciéndose, aumentando su inflación (IPC octubre llegó al 0,8, con proyecciones de alza), alejando las posibilidades de inversión, proyectos postergados, alza de dividendos y una larga cadena de etc. Las consecuencias económicas del conflicto social - político están en pleno desarrollo, y resulta imposible proyectarlas aún. Lo que sí está claro, es que se van ahondar procesos de desigualdad, por cuanto Chile es -y será- más pobre de lo que era hace un mes. Esto lo sufrirán, paradójicamente, los que más necesitan.
Si bien el desarrollo se podría recuperar a largo plazo, lo preocupante es la tremenda desconfianza y división a la que está arribando nuestra nación. Una de las características más celebradas por los extranjeros del pueblo de Chile, era su capacidad de unión ante las catástrofes naturales y otros eventos solidarios, como la Teletón. ¿Dónde quedó eso? Económicamente, esto es peor que el terremoto de Valdivia y de Concepción juntos. Porque una cosa son las marchas y otra es la movilización violenta, la cual ha sido propiciada y alentada como "desobediencia ciudadana" por algunos sectores políticos.
Miles han quedado y quedarán sin sus fuentes laborales , bajo la excusa de que Chile cambió. Llegó el momento de reaccionar y retomar el rumbo. Terminó el tiempo de la movilización, de los destrozos, de la violencia. Llegó el momento de sentarse a conversar, tomar medidas concretas y levantar nuevos liderazgos. El resto se verá en época de elecciones.
"Miles han quedado y quedarán sin sus fuentes laborales, bajo la excusa de que Chile cambió
Marcos Gómez,, gerente Asociación de Industriales de Iquique"