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EDITORIAL

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Crisis moral

Durante más de un mes de manifestaciones hemos presenciado muchos e impactantes hechos de violencia. Sin duda han sido los días más duros que ha enfrentado un país que paradójicamente sabe más que ningún otro de terremotos y otras tragedias naturales.

Más allá de las manifestaciones y las válidas demandas de la ciudadanía, los fallecidos, los heridos, los saqueos, los incendios, las barricadas y los ataques al mobiliario público y privado han puesto en evidencia una cara demasiado preocupante de nuestro país.

La violencia solo genera más violencia, qué duda cabe. Desafortunadamente la crisis política que enfrentamos refleja parte del relajo moral que vive buena parte de la población.

Hoy los saqueos y la afectación a las actividades diarias son prueba de ello, así como antes lo fueron quienes se coludieron para fijar precios y perjudicar a los chilenos, quienes prometieron cambios y mejoras solo con el objetivo de conseguir el voto de la población o quienes se aprovecharon de sus puestos para obtener beneficios personales.

Todo lo anterior es inaceptable para trazar los límites que demanda la vida en sociedad, los que deben ser forjados en el respeto irrestricto por el otro. Es preocupante, entonces, que así como hoy no se respeta a las instituciones, tampoco se respete a los profesores, a los empleados públicos, a los funcionarios de los centros de salud, a los abuelos y a las mujeres embarazadas que deben ir de pie en el transporte público.

Es grave que como ciudadanos normalicemos situaciones que no solo significarán una paralización en lo económico, sino que también limitan las libertades. Hoy la comunidad relativiza las barricadas, el juego "El que baila pasa" y corre a su hogar para no toparse con saqueadores. Sin duda todo eso no es normal.

Desafortunadamente desde la clase política, de las dirigencias, las señales no han sido claras y parecen estar desconectadas de lo que está ocurriendo, de lo que demanda la ciudadanía y de lo complejo que está siendo enfrentar el escenario del último mes.

Se requieren mensajes claros, pero sobre todo, acciones que permitan que Chile retome el rumbo de lo moral.

"La crisis política que enfrentamos refleja parte del relajo moral que vive buena parte de la población".

DE NUESTRO ARCHIVO

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24 de noviembre de 1999

Con daños quedó la sede del Partido Por la Democracia tras ser atacada por desconocidos durante la madrugada de ayer. Los antisociales lanzaron bolsas con pintura y quebraron los vidrios. El acto vandálico ocurrió antes de las 6 de la madrugada.

24 de noviembre de 1999

El rector de la universidad Arturo Prat, Carlos Merino Pinochet, fue reelecto por cuatro años en su cargo. El académico fue el único postulante y alcanzó el 83,7% de las preferencias escrutadas ayer. En el proceso participaron 212 docentes de los 250 habilitados para sufragar.

BURBUJAS

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Feria libre

Aunque siempre ha sido un problema el aumento de los coleros en la feria itinerante, este fin de semana la problemática se acrecentó y son muchas cuadras de venta informal de productos, muchos, de dudosa procedencia.


Cavancha llena

Los iquiqueños aprovechan de hacer sus rutinas con normalidad durante el día y repletan Cavancha, ya que muchos están claros que no es seguro transitar por la ciudad en la noche, donde hay un riesgo latente de encontrarse con manifestaciones violentas e incluso delitos masivos.


Pensar en el empleo

Aunque algunos políticos están por no aprobar los fuegos artificiales por las manifestaciones sociales, lo cierto es que mucho empleo en la ciudad depende del turismo y este espectáculo es clave en las visitas de fin de año. Ojalá se opte por lo más sensato y se deje fuera el populismo.

COMENTARIO

Rayar la cancha

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La cancha en la que estábamos mal viviendo no responde a las exigencias del Chile actual. Fue una cancha rayada en los años 80 por unos pocos. Y su rayado obedecía a la lógica de ganar siempre. Y en el caso de no suceder, se acudía al Var, en este caso al Tribunal Constitucional. Una especie de tribunal de la Inquisición.

Las naciones cada cierto tiempo deben hacer un alto en el camino y preguntarse si las reglas del juego cumplen su función: jugar en forma democrática. En otras palabras que la cancha esté parejita. La actual Constitución garantiza el derecho de pocos y a la mayoría los deja en estado de indefensión. Los que siempre han perdido, piden cambiar las reglas. Entienden y entendemos, que una sociedad democrática cabemos todos, pero no de un modo desigual. La nueva Constitución no va a solucionar todo los problemas. Quien crea que eso es así, se equivoca. Garantiza eso si, si su origen viene desde abajo y en forma participativa, que nos sintamos comprometidos.

Necesitamos un nuevo rayado de cancha para jugar entre todos. Cuando jugamos en conjunto nos conocemos. Los cabildos han servido para eso, para vernos las caras y saber que tenemos problemas en común. El barrio es una especie de Chile a nivel micro. Pero necesitamos cholearnos, mezclarnos con los que tienen más y así de ese modo, hacerles entender que precisamos un nuevo pacto, un nuevo rayado que rija nuestra convivencia.

Hay que imaginar una nueva idea de Chile acorde con los tiempos en que vivimos. Y hay que hacerlo a través de las regiones. La centralización santiaguina no da para más.

Chile, cada cierto tiempo, ciclos históricos le llaman, necesita repensarse e imaginarse a si mismo, y de paso proyectarse a, por los menos 30 años más. La Constitución de los años 80 ya no sirve, ya sea por su origen antidemocrático y porque el país no soporto más. Es un traje parchado que ya no es presentable. El pueblo necesita un nuevo traje, pero el diseño del mismo, debe ser obra colectiva y participativa.

"Hay que imaginar una nueva idea de Chile acorde con los tiempos en que vivimos. Y hay que hacerlo a través de las regiones".

Bernardo Guerrero,, sociólogo"