Inseguridad y violencia
Este martes se vivió una nueva jornada de extrema violencia en las calles de Iquique. En medio del llamado a paro nacional realizado por la Mesa de Unidad Social, se registraron cortes de carreteras, incendio en el peaje, ataque a ocho tiendas y duros enfrentamientos de manifestantes con la fuerza policial, lo que desbordó los límites de la cordura.
Si bien durante la jornada se realizó una manifestación pacífica que recorrió el centro y que estuvo integrada en su mayoría por trabajadores del sector público, pasado el mediodía comenzaron una serie de incidentes y enfrentamientos que terminaron con graves actos vandálicos, transformando varios puntos de Iquique en escenario donde reinó la delincuencia.
Lamentablemente, esto se ha repetido en cada llamado a paro nacional, donde nadie -ni siquiera quienes convocan a estas movilizaciones- se hace cargo de la destrucción y las millonarias pérdidas que dejan los vándalos a su paso.
Se trata de un momento grave y peligroso, que exige ser responsable. Nadie puede mantenerse indiferente ante este tipo de violencia, por lo que llama la atención que ciertos sectores políticos relativicen estos actos y hasta los justifiquen.
Lo cierto es que la población no está tranquila. Los comerciantes ya visualizan tremendas pérdidas, las clases están interrumpidas, los trabajadores corren a sus casas y casi no existe espacio para disfrutar el tiempo libre.
Vale preguntarse, entonces, si quienes validan esta situación se han puesto en los zapatos de los vecinos del sector Héroes de La Concepción, de los emprendedores y las Pymes, de los trabajadores, de los estudiantes, de todos quienes se ven afectados no por las manifestaciones, sino que por el vandalismo oportunista que aprovecha estas instancias para apropiarse de las calles, destruir y sembrar el caos.
Por un lado es hora que la clase política actúe y ponga el foco en lo que afecta a los ciudadanos y que, por otro, la dirigencia visualice y se responsabilice de sus llamados a movilización. No basta solo con condenar la violencia, se deben tomar acciones para que esta no siga avanzando.
"Se trata de un momento grave y peligroso, que exige ser responsable".