Interrupción del año escolar
El viernes comenzó en el país el cierre del año escolar 2019, ciclo que se vio afectado por una serie de interrupciones que en total suman cerca de 60 días sin actividades en distintos establecimientos educacionales, sobre todo aquellos públicos y subvencionados.
Desde el pasado 18 de octubre, fecha en que se iniciaron las protestas producto del estallido social, las actividades académicas sufrieron una serie de paralizaciones y si bien algunos planteles continuaron impartiendo clases, la escasa asistencia de los alumnos impidió la normal entrega de contenidos. Posteriormente y argumentando temas de seguridad, la mayoría de los colegios optaron por suspender sus clases y adoptaron una serie de medidas para seguir adelante con las materias. Todo esto en medio de mucha incertidumbre y con la solicitud de los sostenedores para dar término anticipado al año lectivo.
A lo anterior se suma la interrupción que antes se había generado por el paro de profesores.
Hoy por hoy la incertidumbre continúa en varios planteles, donde incluso se han debido recalendarizar licenciaturas y otras actividades, generando aún más molestia en padres y apoderados.
Con todo, miles de niños y jóvenes no lograron acceder a importantes contenidos curriculares, lo que sin duda puede generar problemas en sus procesos de aprendizaje, sobre todo en una región como Tarapacá, donde las mediciones educacionales de los últimos años no han arrojado los mejores resultados.
Ernesto Treviño, del Centro de Justicia Educacional de la Universidad Católica, comentó el viernes en una entrevista al Diario El Mercurio, que los estudios internacionales demuestran que "faltar más de un 10% del año escolar a clases, o sea unos 20 días, deja a los estudiantes en riesgo formativo y con una pérdida importante de los avances educativos". De acuerdo a la opinión del experto, es posible desprender que estamos ante un escenario complejo y que requiere medidas profundas que permitan minimizar el daño.
Es importante que la autoridad y los sostenedores difundan un plan de recuperación de contenidos, esto para reducir la incertidumbre que hoy envuelve a las comunidades educativas y, sobre todo, para evitar que los alumnos queden con materias inconclusas y sean afectados en su preparación académica. Se trata de un asunto en el que no se puede improvisar.
"Es importante que la autoridad y los sostenedores difundan un plan de recuperación de contenidos".