La violencia alienante, desatada por grupos vandálicos y pirómanos aprovechando las manifestaciones ciudadanas en pro de cambios sociales y políticos, es un peligro inmenso contra la estabilidad del régimen democrático restaurado en 1990, después que Chile debió soportar una larga y represiva dictadura militar. Ya se instaló el listado o petitorio ciudadano al gobierno y Congreso. Ya han salido cristalizadas algunas demandas pero faltan otras más y que son más importantes. Pero tiene que restablecerse un clima de tranquilidad, de reflexión, de tolerancia, ocupando un lugar central el diálogo constructivo para continuar avanzando. No hay que dejarse intimidar por los que buscan todo lo contrario. Este no es un llamado de inmovilismo ciudadano ni tampoco un somnífero interesado. Primero están los intereses generales del país. Hay que tener cuidado con los extremos de ambos bandos políticos. No a la violencia desde donde venga.
Hay otro tipo de violencia como son las funas o los llamados boicot. En los primeros aparecen modernos y fanáticos Torquemadas condenando a la hoguera la imagen de figuras determinadas por su opinión que no agrada a estos inquisidores. ¿Dónde está la libertad de opinión? Otros son cuidadosos en sus opiniones y simplemente guardan silencio por razones obvias. Otros ufanos señalan que pueden andar tranquilos por la calle, seguramente ya tienen un salvoconducto. Escuché un dicho muy interesante: "Las ideologías nos separan, el temor y los sueños nos unen". Con esta conducta totalitaria no es posible el diálogo. Solo busca la capitulación de una parte, no al consenso. Prima el ideologismo.
En Chile habían varios problemas sociales que corrían como aguas por diversos canales, al fin estas se concentraron en un inmenso caudal que rompieron las barreras de contención. Eso ocurrió el 18 de octubre pasado, el estallido social.
Estamos en tiempos difíciles, de cambios, de agitación. La clase política está notificada de ir cumpliendo la Agenda Social. Tienen que calmarse las aguas en bien de todo el país. El proceso contituyente necesitará plena tranquilidad, respeto, la ciudadanía bien informada, sin manipulación de las informaciones, sin campañas del terror, dará su veredicto soberano. Cuidemos el régimen democrático. Cuando este falla viene lo que ya sabemos. No perdamos lo que se logró en el plebiscito democrático de 1988.
Asdrúbal Pineda Retamal