A causa del temible Cambio Climático, los iquiqueños (as) están padeciendo los rigores de las altas temperaturas cuando brilla agresivamente el sol, el astro rey de nuestro sistema planetario. Todos buscan de una y otra manera mitigar las molestias de la canícula. Gran cantidad de residentes miran hacia las playas de la ciudad y de la costa sur tarapaqueña. Este diario editorializa la necesidad de crear más áreas verdes con sombreaderos. Es indudable que se precisa de lo señalado, pero que los sombreaderos sean funcionales y no ornamentales y que se haga una arborización con especies de la región y no con tantas palmeras que en buen número sirven de nidos de pájaros yecos cuyas fuertes defecciones las están secando.
En Iquique salitrero sus habitantes acudían en buen número a los Baños municipales de Bellavista (El Morro), de la Sirena y de La Gaviota. Estaban los Baños del restaurante Monsieur Catey en Cavancha. Un numeroso público utilizaba la extensa playa frente al Regimiento Granaderos; la poza de Chojota y la Playa del Buque Varado en la península cavanchina; las pozas frente al Paseo, camino a Cavancha; la del Colorado conocía la presencia de sus pobladores; la Playa Brava estaba casi solitaria. Las casas eran de madera con piezas altas y patio, generalmente tenían techo cubierto con conchuela, así reunían buenas condiciones para soportar bien el calor. Otras viviendas poseían terrazas protectoras contra la acción solar, como las de calle Baquedano. No se puede olvidar el dramático caso de los "Conventillos" por otros aspectos.
En El Morro hay unos sombreaderos en su costa que no son funcionales, solamente ornamentales. Está el curioso caso de una joven sentada en uno de estos que tuvo que protegerse con un pequeño quitasol. Mientras en la Avenida Balmaceda o Cavancha se observan asientos sin sombreaderos adecuados. La península cavanchina por el lado del Buque Varado no existe ningún asiento con sombreadero, menos un árbol. En la franja costera frente al Parque Balmaceda se destacan unos sombreaderos en forma de vela que son más ornamentales, pues no proyectan adecuadamente la sombra sobre los paseantes. Una situación mucho menor se presenta con los bancos protegidos de la Plaza Prat.
El Hombre vive en un planeta llamado Tierra que es una maravilla en nuestro Sistema planetario cuyo centro es el sol. A través de los siglos ha explotado sus inmensos recursos naturales con el fin de satisfacer las necesidades para el desarrollo y el progreso. Pero el Hombre con su desenfrenada ambición está amenazando la propia existencia del Planeta y sus habitantes. Ya conocemos las serias advertencias del Cambio Climático. En Chile vemos sus efectos y en Iquique estamos soportando altas temperaturas. ¿Qué más vendrá después? Por ahora busquemos una sombrita mientras caminamos bajo la fuerte radiación solar.
Mario Zolezzi Velásquez