La medida adoptada por algunos alcaldes, de gestar cierres comunales, no posee ni pies ni cabeza. No solo no tienen las competencias para realizar aquello -pues restringir la libertad de desplazamiento depende del presidente o de los jefes de defensa nacional de cada región en el contexto de un estado de excepción-, sino que es una medida que también carece de absoluto realismo.
Ello en razón de que, desde octubre a la fecha, vemos una profunda anomia y falta de legitimidad en las decisiones.
¿Qué hace pensar que una medida como esa hará que la gente se quede en la casa por arte de magia? Las personas deben asumir el impacto de la crisis sanitaria que enfrentamos y, a partir de allí, seguir al pie de la letra las disposiciones que la autoridad de salud indique. El importante grado de consciencia ante el fenómeno y el convencimiento propio de seguir en la senda de la prevención son factores sumamente determinantes y que no podemos soslayar.
No existe una cura mágica
Hace años, cuando nos encontrábamos frente a una enfermedad poco conocida, surgían voces que ofrecían "curas milagrosas". Tiempo después, en la época de la ciencia e información, nos encontramos con fenómenos similares.
Sin embargo, es deber de nosotros no caer en la respuesta rápida, sino que basar nuestras decisiones en evidencia, especialmente, las autoridades sanitarias.
El aislamiento social, es una de las principales herramientas, junto con el lavado de manos, contra el COVID-19.
El crecimiento exponencial de casos y la curva de infectados en Chile tiene un aire a película de terror, más que una realidad. Esto ha potenciado un comportamiento "subóptimo" o de psicosis colectiva, donde el surgimiento de "rumores" o "cadenas" con tratamientos, prolifera.
La vacunación también ha surgido como una luz de esperanza para muchos. Efectivamente, es importante vacunarse, pero las aglomeraciones para realizarlas han sido contraproducentes y, por ende, el llamado sería a la población a la calma (existen vacunas suficientes para los grupos de riesgo), y a la autoridad sanitaria a favorecer el aislamiento social, argumentando el distanciamiento y el llamado de manera ordenada a vacunarse (por ejemplo por apellido).
Agradecemos el llamado a vacunarse para proteger que las dos enfermedades se solapen.
En resumen, debemos dejar de lado las especulaciones y la información sin respaldo.
Es momento de dejar de buscar una cura mágica y abocarse a asegurar en la población: vacunas, aislamiento social y la correcta higiene.
José Luis Trevia
Fundación para el Progreso
Jorge Cienfuegos
Académico