Al leer este glorioso título, inmediatamente se nos viene a la mente las imágenes de aquellos ancianos hombres que vestían sus añosos pero pulcros uniformes junto a las medallas colgadas en sus pechos que los señalaban como veteranos de la Guerra del Pacífico y que lucían con orgullo durante todo acto público en los inicios del Siglo XX. Cada municipio y gobierno de la época se preocupaba de que los invitados de honor estuviesen presentes, ya que su presencia era esperada por la multitud asistente. A fines de los años 40 ya no sobrevivía casi ninguno, por tanto su imagen se fue olvidando rápidamente de la memoria colectiva.
Hoy, una Agrupación Histórica Patrimonial lleva el nombre de Los Viejos Estandartes® en homenaje de aquellos(as) que ya no pueden estar presente. Este 24 de abril cumplen 3 años de aniversario desde que obtuvieron su personalidad jurídica, teniendo más de 6 años desde su fundación. Su misión ha sido la de investigar, difundir, divulgar, recrear y conmemorar las acciones de los hombres y mujeres de 1879, para que sus historias no sean olvidadas, contribuyendo así al enriquecimiento de la memoria histórica, como parte de nuestra identidad y patrimonio regional y nacional.
Los vemos recreando diferentes episodios de la Guerra del Pacífico en el centro norte del país, resaltando, por sobre lo bélico, el aporte de la sociedad civil en tan importante hecho y a nuestras ciudades de Antofagasta, Calama, Arica, Iquique, entre otras, como escenario vivo de lo acontecido. Sus investigaciones y publicaciones han cambiado la historia contada desde la mirada egoísta del centralismo, poniendo en valor a los historiadores locales y, por sobre todo, a quienes descansan en el Mausoleo de la Sociedad de Veteranos del 79. Detrás de cada lápida, hay un relato, un rostro, descendientes orgullosos y ansiosos por evitar que se les olvide. Y eso es lo que hace esta organización.
Sus socios y seguidores no tienen más que en común su pasión por el rescate y divulgación de quienes ya no tienen voz. Esos Viejos Estandartes hoy trascienden gracias a estos Viejos Estandartes.
¡Felicidades!
Libertad: ni geolocalización ni pasaporte inmunológico
Según algunos psicólogos, entre ellos Óscar Blázquez (twitter), las fases por las que pasamos durante el confinamiento son, o serán: la incertidumbre (incredulidad y shock), el pánico (una sensación de hastío, de ansiedad y miedo, con un bucle de ansiedad, pánico, depresión), la resistencia o adaptación por el orden y, finalmente, la desconfianza una vez desconfinados, ya que durante un tiempo sentiremos recelo, miedo o reticencias a las aglomeraciones, a los besos y a los abrazos.
Nada nuevo, ya que se trata de un proceso que presenta similitudes con las fases de superación de un duelo (en este momento, por la pérdida de libertad), es decir: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
En cada fase nuestras capacidades mentales están disminuidas, pues su común denominador es la falta de libertad. Ahora bien, a esa pérdida psicológica de libertad, se nos añadirá la geolocalización que, políticamente, nos reprimirá y controlará, aún más
Los científicos desearían un laboratorio aséptico, libre de toda influencia ajena, y todas las cobayas controladas; pero a nuestra personalidad no se le puede reducir el aspecto relacional, sin afectar al todo; por lo que es preciso superar el falso dilema de que la libertad individual debe supeditarse al bien común, ya que, en realidad, se trata de confrontar a nivel global la libertad y la seguridad comunes.
Ana Olivares Cepeda
Amadeo Palliser Cifuentes