El desafío del liderazgo en la actualidad
Con motivo del mes del liderazgo, y en el contexto actual como la que vive en estos momentos el país a raíz de la pandemia del coronavirus, un líder fuerte y seguro es clave para salir adelante.
Esta situación no sólo está generando una crisis sanitaria y económica alrededor del mundo, sino que también está mostrando distintos tipos de líderes.
La contingencia nos está poniendo a prueba, y aquellos que se encuentran aislados en sus casas, están viviendo una situación de incertidumbre, frustración, ansiedad, y también de tristeza. Es ahora cuando los grandes líderes actúan con decisión, dan ejemplos a otros miembros de las organizaciones y marcan la diferencia entre postergar una crisis o sufrir un daño irreparable.
Pero, ¿qué características tiene un buen líder o qué no debe hacerse en crisis como esta? Los líderes deben asumir una postura racional, centrada, que denote mucha certeza y análisis. La idea es evitar dar falsas expectativas. Además, es muy importante cuidar el estilo comunicacional y reforzar una perspectiva clara de lo que está sucediendo y lo que significa para la organización, esto evita que el silencio sea interpretado como un escenario desfavorable
Por ello, líderes muy pesimistas o que, de alguna manera, no estén actuando desde una posición de certeza, aunque ellos sientan inseguridad, es lo peor que puede pasar. En estos tiempos de crisis e incertidumbre, las personas necesitan ver en los líderes seguridad y convicción.
Existen múltiples características que son propias de un buen líder. Sin embargo, en momentos difíciles como el que nos encontramos viviendo, es importante generar conexión emocional con las personas, escuchar y contener, con el fin de mejorar en alguna medida la calidad de vida de los miembros del equipo.
Dilema
Es tan complejo el escenario que estamos viviendo hoy, que incluso no es fácil acatar cada norma ordenada por las autoridades para que estemos resguardados.
No hablo tan solo de mí, sino de los miles de ciudadanos que quedaron cesantes y tienen que buscar una manera para llevar el pan a sus hijos. Entonces, no queda otra que vender o trabajar en la calle.
Me refiero a las personas que viven hacinadas en una casa que no tiene las condiciones para encerrarse por meses.
Me refiero a las personas que tienen ciertas necesidades de salud que deben cumplir en el exterior, o sino pueden sufrir alteraciones igual de graves que un contagio.
Me refiero a las personas que no tienen un hogar y tienen que merodear por las calles.
Considero a los trabajadores que no les queda otra que salir y muchas veces sin las medidas básicas, porque no tienen los recursos para comprar mascarillas o alcohol gel.
Juan Pablo Jacir,
director general
Escuela de Liderazgo de la Universidad San Sebastián
Hernán Sanquea
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