Comercio y calles con poca afluencia en inicio de cuarentena
El flujo de transporte disminuyó de forma evidente y las largas filas de compradores desaparecieron.
Vacías o con muy poca afluencia de público fue la realidad de las calles de Iquique durante el primer día de cuarentena total decretado para la comuna, en el sector céntrico los comercios esenciales como supermercados y farmacias funcionaron con normalidad pero con escasos compradores.
La congestión vehicular acostumbrada o el agolpamiento de público normalizado en días previos al encierro obligado cesó, y el distanciamiento social recomendado en tiempos de pandemia se llevaba al pie de la letra.
En las calles Vivar y Tarapacá el ambiente de feria tomó un tinte atípico lejos del mar de gente, y la tranquilidad reinó en varios pasajes del día.
Carnicerías, supermercados y la diversidad de establecimientos ya no estaban atestados de ambulantes, la cuarentena disminuyó ostensiblemente por ahora la informalidad comercial, y los controles de Carabineros en dicha arteria vial eran más estrictos.
Los pocos vehículos que circulaban eran fiscalizados por los uniformados, para prever que nadie saliera de sus casas sin los permisos temporales necesarios.
Los supermercados ubicados por Tarapacá entre calles Lynch y Ramírez estaban expeditos, con el mínimo de compradores que adquirían sus productos sin el sobresalto de los días previos, donde muchos vaticinaban la escasez.
El transporte público era casi nulo, dos autobuses esperaban la llegada de pasajeros a un costado de la Plaza Condell y partieron su recorrido con apenas cuatro usuarios.
Un taxi básico que aguardaba a la salida del supermercado inició marcha al ser abordado por el primer cliente, sin la espera acostumbrada para llenar la mayoría de los asientos.
Igualmente el negocio retail permanecía cerrado, la oferta del smart TV quedó para proporcionarse por la web y la compra presencial pasó a la digital por la amenazante pandemia.
La placa bancaria, los cajeros automáticos y restautantes de la icónica plaza Prat fue el claro ejemplo de una ciudad resguardada.
El rubro del turismo aparentemente seguirá golpeado y estancado por la crisis, y la entretención de caminar y disfrutar de una tarde por el Paseo Baquedano deberá aguardar y permanecer por ahora en los recuerdos.
Almacenes populares y amasanderías del barrio central operaban con normalidad pero con pocos visitantes, la obligación del permiso para comprar disminuyó el movimiento rutinario de dichos comercios.
El Terminal Agropecuario presentaba un mayor número de clientes, los ingresos por la avenida Progreso eran custodiados por Carabineros además de resguardados por la seguridad privada del recinto.
La obligación de sanitizarse antes del ingreso, el uso de la mascarilla y el contar con el permiso regular era la norma para poder acceder al agro.
Carnicerías, abarrotes, verduras y frutas se expendían cotidianamente, y la policía uniformada fiscalizaba el recinto.
La oferta de rubros era evidente y la escasez no era un síntoma, el agro respondió a la demanda inicial generada por el anuncio de cuarentena total y mostró una buena cara.
Los supermercados de la avenida Héroes de La Concepción se sumaron a la generalidad, estacionamientos con pocos autos y un número muy reducidos de cliente se vio en el primer día de resguardo social.
Efectivos militares fiscalizaban el tránsito de dicha arteria como también por la avenida costanera donde los uniformados controlaban todos los autos que se desplazaban.
Testimonios
Daniela Vásquez cliente de supermercado
"Hay poca afluencia, cuando llegué no había nadie, se puede comprar mejor, para sacar el permiso tardé cinco minutos en la página".
kenny Chacalla cliente sector céntrico
"Está expedito y no hay nada de gente, está muy bueno esto de la cuarentena y los productos se mantienen, tardé 15 minutos en sacar el permiso".
Jorge González kioskero
"La gente ha respetado la cuarentena y las ventas están malas, si antes atendía 100 habré atendido hasta ahora unas ocho personas".