Pobreza y pandemia
La cuarentena obligatoria en Alto Hospicio es una medida de salud esperada y lógica dado el aumento de contagios de la región. Sin embargo, ¿cómo manejar el encierro cuando al mismo tiempo confluyen otros problemas como trabajo precario, alto porcentaje de migración en estado de vulnerabilidad y escasos recursos? ¿Cómo protegerse sin acceso a agua potable? ¿Cómo obtener dinero sin poder vender productos en las ferias libres? Finalmente, ¿en qué condiciones se puede enfrentar una pandemia en una comuna con 31 campamentos y tomas de terreno que no cuentan siquiera con un suministro regular de electricidad?
Los gobiernos regionales en este contexto tienen mucho que hacer, la cuarentena requiere de apoyo directo y concreto: agua, comida y asistencia sanitaria. Además, es necesario el acercamiento de las autoridades y los/as profesionales a los distintos espacios de relevancia social como escuelas, centros de salud y otros, acompañando a la comuna en estos difíciles momentos. La información requiere ser pertinente, adecuada a las diferencias de edad, género y culturas.
Son las crisis como esta las que evidencian la necesidad de descentralizar, territorializar, reconocer y apoyar a las organizaciones que tiene la misma comunidad. No hay cuarentena efectiva sin dinero para alimentarse y sin agua para lavarse las manos. La pandemia ha hecho más evidente las desigualdades, la pobreza más extrema y la necesidad de reconstruir un país más justo, descentralizado y respetuoso de los conocimientos locales.
La hiperproducción en la educación en la primera infancia
En los últimos días se han abordado los efectos de la pandemia en el sistema escolar y en la educación terciaria. No obstante, poco o nada se ha hablado sobre el impacto de una "nueva forma de enseñanza" en la educación en primera infancia.
Con escasa sensibilidad a los contextos pedagógicos en los que ocurren los aprendizajes de niños y niñas, se ha tratado de insistir en transferir a la virtualidad, elementos propios que ocurren al interior de aula y que, desde la naturaleza pedagógica, solo se pueden desarrollar en los espacios educativos a través de un proceso reflexivo del educador.
A ello, se le ha sumado la incorporación de la Educación Parvularia a una lógica de hiperproducción, abordada perversamente en el nivel educativo en general, instalando imaginarios en la configuración de niños y niñas que ante un contexto de emergencia sanitaria deben producir, responder y entregar evidencia ante los requerimientos que el sistema escolar y la sociedad requiere.
Esta noción, que desconoce el proceso individual del sujeto, ha emergido en los centros educativos una carrera sin tregua por entregar contenidos y desarrollar un sinnúmero de experiencias de aprendizaje virtuales, dejando de lado la riqueza de descubrir, explorar y construir.
Esta idea deshumanizada se contrapone con los principios fundantes de la educación parvularia, invisibilizando el aporte del contexto, el juego libre y la cotidianidad como fuente de riqueza para el aprendizaje.
En momentos como estos, la educación en torno a las emociones y por sobre todo el sentido y la construcción ciudadana en los niños y niñas, es el aprendizaje más afianzado que debiesen experimentar; y no hiperproducir para responder a una sociedad ya hipercansada de la hiperproducción.
Dr. Norman Garrido, UTA Dra. Andrea Avaria, Universidad Autónoma
Andrea Figueroa Vargas
UDLA