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Escribir en época de pandemia, ¿puede ser una práctica terapéutica?

Específicamente para la tercera edad, la idea de plasmar su experiencia y emociones les ayuda a calmar la ansiedad.
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Camila Infanta S.

Personas del grupo de riesgo, "abuelitos que hay que cuidar", el grupo etario con mayor posiblidad de fallecer por el coronavirus. Así se les ha llamado desde el comienzo de la crisis sanitaria a los adultos mayores en el país. Lo que si bien tiene un fondo de cariño y cuidado, puede terminar siendo una presión y miedo para los que tienen más de 60 años.

Ahora, ¿cómo volcar a algo positivo esa ansiedad y angustia?, la sicóloga María Cecilia Besser, directora del Centro de Atención a la Comunidad (CEAC) de la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH) es clara: escribir.

"Me encanta este tema, de hecho siempre lo recomiendo en terapia y creo que ahora y con esta contingencia es más importante. Estamos viviendo un cambio de rutina, siempre pensamos en cuando volvamos a nuestra normalidad, pero la verdad es que esto durará harto y es hora de apagar la TV y crear una nueva rutina", dice.

En ese sentido, asegura que la escritura "nos permite dos cosas muy buenas: mostrar emociones, independiente de que no sea del coronavirus, nos da la opción de vaciar y además volcar nuestras fantasías y anhelos en un papel para sentirme más tranquila".

La geriatra con casi 50 años de experiencia, Helia Valencia, cuenta que uno de sus pacientes falleció hace pocos días dentro de su casa por no querer ir a un centro asistencial. Explica que el miedo por estos días es lamentablemente común. "Ellos tienen miedo a la muerte y que la sociedad esté preocupada de cuidarte para que no te mueras es angustiante", comenta.

Por ello, cree que un formato de expresión como lo es la escritura es sin duda algo positivo pues les da "un canal para hablar de otras cosas. Si tú has llegado arriba de los 80 años quiere decir que tienes cosas que contar y darle importancia a eso es de un valor extraodinario".

¿Cómo hacerlo? Besser recomienda empezar sin una meta. "Si sale un cuento, novela, memorias, un ajuste o lo que sea, está bien", dice.

Escribir para un libro

Una semana lleva abierta la convocatoria que preparó la Universidad de Valparaíso para hacer un "Diario Íntimo de Chile" y hasta ayer ya habían recibido más de 30 escritos. Se trata de un llamado a adultos mayores de 60 años y residentes en Chile para que escriban en época de pandemia. La idea es armar lo que podría ser un diario de vida y que se compartan las primeras tres páginas.

"El único requisito es poner la fecha del día que están escribiendo, el resto es todo muy libre. En un diario de vida se pueden contar sueños, reflexiones, emociones, es un género que colinda con varias otras expresiones, puede ser un poema, el inicio de un cuento, apuntes, todo es válido, acá lo que nos interesa es la intimidad, es un espacio para la honestidad y las confesiones", explica el editor general de la Editorial UV, Ernesto Pfeiffer, y agrega que básicamente es llamarlos a "apagar la tele y tomar el lápiz".

La escritura puede ser en diferentes formatos, si bien se permite la mano alzada, también puede ser a máquina de escribir, computador e incluso mensaje de audio de WhatsApp para quienes no lo puedan hacer del modo convencional. Los convocantes aclaran que no se tomará en cuenta la ortografía, redacción ni aspectos formales de la literatura, pues aclaran que no se trata de un concurso, sino que una convocatoria abierta para plasmar el día de mañana este diario íntimo de los chilenos en época de pandemia.

"Hay personas que me han preguntando por qué hacerlo solo para adultos mayores, y la verdad es que me ha indignado el trato que ha recibido este segmento, se les llama los factores de riesgo, los tienen atormentados y eso me tiene muy frustrado y esta es una instancia para revivir eso", explica Pfeiffer.

COLUMNA

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Los grandes desafíos que trae el teletrabajo

Hemos leído mucho sobre las dificultades individuales con el teletrabajo. Sin embargo, el verdadero desafío es de gestión estratégica: el trabajo remoto requiere organizaciones propias de la era digital, mientras que nuestros procesos productivos siguen anclados en criterios de gestión de comienzos del siglo XX.

Una empresa que controla el trabajo por medio de un software que mide el movimiento del mouse en la pantalla no es expresión de gestión digital. Más bien utiliza herramientas digitales para controlar el trabajo, como si fuera un capataz detrás de los obreros que operan sobre la cadena de montaje. Este tipo de gerencia entiende que el tiempo destinado a la tarea es la única variable que incrementa la productividad y asume que las personas trabajamos obligadamente, no porque a través de ello desarrollemos nuestra identidad, creatividad o compromiso con la sociedad.

La cultura laboral chilena valora particularmente la presencia y no necesariamente la productividad. Consideramos efectivo un estilo de ejercicio de la autoridad controlador, que se impone y exige evidencias de subordinación. Y somos ante todo desconfiados, por lo que antes que plantear objetivos de productividad claros, buscamos la manera de controlar que nuestros colaboradores hagan su trabajo. Esto significa principalmente estar en el puesto de trabajo, estar a la hora y evidenciar corporalmente una actitud apropiada al espacio laboral.

La gestión del trabajo remoto requiere, por su parte, el acceso a una serie de tecnologías, como dispositivos electrónicos, buena conectividad y softwares que faciliten la gestión de proyectos. Lo anterior implica un replanteamiento de la estructura organizacional y los procesos productivos, pero se sustenta en dos atributos sociales: comunicación y confianza.

Cuando no tenemos todas las oportunidades de comunicación que nos entrega la presencia, nuestras habilidades para expresar ideas de manera oral (videoconferencia o teléfono) y particularmente por medio de la escritura, son un activo de productividad invaluable. Los roles de autoridad tienen aquí uno de los principales desafíos. Liderar equipos virtuales es ante todo un ejercicio intensivo de comunicación, donde se deben seleccionar con cuidado tanto los canales a través de los cuales se emite el mensaje, así como la manera en que se expresa. El sarcasmo puede ser una fuente recurrente de conflicto y desmotivación.

Pero quizás lo más difícil y relevante de superar es la desconfianza. La gestión debe dejar de controlar la presencia y comenzar a controlar la productividad, lo que requiere confiar en que las personas saben y están haciendo su trabajo. La coordinación grupal y exhibición semanal de nuestros avances a todo el equipo mediante softwares de project management, sumado a un ambiente de trabajo en el que se manifiesta explícitamente la confianza en el otro, permite sacar lo mejor de la flexibilidad laboral.

Carolina Busco, académica Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Diego Portales (UDP)

"Liderar equipos virtuales es ante todo un ejercicio intensivo de comunicación".