opinión
Micromovilidad y COVID-19
Junto con generar impacto en la vida diaria de miles de millones de personas en todo el mundo por sus consecuencias sanitarias, sociales y económicas, la pandemia ha ido transformando diversos aspectos en las ciudades y en las conductas de sus habitantes. El confinamiento, el distanciamiento físico y el uso de mascarillas están marcando nuevas formas de convivencia cuyo fin último es cuidar la salud.
Este nuevo escenario ha generado cambios en los hábitos de movilidad de las personas. En el caso del transporte público, hemos observado caídas en la demanda de pasajeros y de los flujos vehiculares.
La micromovilidad, que venía incrementando progresivamente su presencia en las ciudades, ha cobrado un rol relevante en este nuevo esquema de comportamientos de viaje. Así lo ha entendido la Organización Mundial de la Salud, que ha recomendado caminar o andar en bicicleta y otras formas de micromovilidad para realizar desplazamientos, porque proporciona distanciamiento físico y permite actividad física.
En nuestro país también estamos trabajando para facilitar las condiciones de circulación de los modos no motorizados. Ya está a disposición de todos los municipios la "Guía de Composición y Diseño Operacional de Ciclovías", una herramienta que agiliza la implementación de ciclovías livianas o tácticas que, junto con ser soluciones de bajo costo, tienen una tramitación ágil y expedita. La alternativa responde a los desafíos que nos presenta la pandemia y también, pensando en el momento en que se produzca el retorno masivo de las personas a sus lugares de trabajo y estudios, permite adaptar los espacios urbanos para facilitar la convivencia de los usuarios.
Por otra parte, acogiendo el planteamiento de organizaciones ciudadanas, hemos solicitado a los ministerios de Salud, Hacienda e Interior, que los talleres de bicicleta sean declarados "servicio esencial", con el fin de facilitar los desplazamientos y resguardar el uso de bicicletas en servicios de reparto de productos.
El covid-19 nos impone la tarea de repensar la manera en que las ciudades irán retomando su actividad y de qué forma las personas volverán a movilizarse. En Beijing el uso de bicicletas compartidas casi se ha triplicado, mientras que en otros países que están saliendo del confinamiento, dicho modo se ha duplicado en comparación con los niveles previos a la pandemia. Es esperable que en Chile ello también ocurra, por lo que reforzaremos nuestras campañas de uso seguro de la bicicleta, desde el punto de vista de la sanitización de estos vehículos y de las condiciones de circulación en calzadas y ciclovías, junto con el uso de casco y elementos reflectantes contemplados en la Ley de Convivencia Vial.
"Es esperable que en Chile ello también ocurra (...)"
José Luis Domínguez C., Subsecretario de Transportes