opinión
Las piedras del racismo
George Floyd murió después de que su cuello fuera presionado por la rodilla de un policía, por casi 9 minutos. Su muerte desató una ola de indignación que causó disturbios en Estados Unidos, titulares en todo el mundo y muros negros en las redes sociales. Todos profesaron desaprobación y un luto masivo, por una muerte que, seguramente, no habría ocurrido si el color de la piel de George, hubiese sido blanco. Pero las olas tienen eso: se alzan imponentes, azotan contra la orilla y se alejan en retroceso, dejando una estela de espuma y piedrecillas al descubierto, para dar paso a una nueva. La ola que vimos durante estas semanas llegó ruidosa y escandalizada "¡qué terrible el racismo de Estados Unidos!", "¡qué terribles las injusticias que ocurren en el mundo!" Como si el mundo fuera un lugar ajeno y lejano del que no somos parte y como si el racismo, fuese una realidad de otros países, solo visible en las noticias o en alguna película galardonada.
Las piedrecillas reveladas en nuestra orilla, nos demuestran que no es necesario mirar lejos para sorprendernos con la errónea creencia de que una persona es mejor que otra, por su color de piel. La colonización nos marcó con un metal incandescente convenciéndonos de que la piel clara europea es superior a la oscura o rojiza de los indígenas.
Así, después de 500 años, en Chile se celebran los ojos celestes de un recién nacido, se llaman "extranjeros" a los turistas caucásicos, pero "inmigrantes" a los que no lo son y se insulta, con profunda ignorancia, aludiendo al color de piel.
La raza, es una construcción social, no una categoría biológica. Por lo tanto, no existen virtudes superiores genéticas asociadas a un color. La diferencia que sí existe, es la que generan las oportunidades que, como sociedad mundial, hemos negado a quienes no son blancos. Te invito a mirar a tu alrededor y contar cuántos aymaras hay en la publicidad del retail, cuántos diaguitas son gerentes de banco y cuántos mapuches han llegado a la presidencia. Reúne tantas piedras como nombres lleguen a tu cabeza y luego siéntete libre, de lanzar la primera.
"La raza es una construcción social, no una categoría biológica. No existen virtudes superiores genéticas asociadas a un color".
Gissel Godoy Riquelme, Arquitecta-MBA