Enfermero iquiqueño en Santiago: "Ya se está decidiendo quién vive o quién no"
Trabajó más de un año en el hospital de Iquique y hace unos meses vive en la capital.
Hasta un día entero sin dormir y atendiendo a pacientes durante 24 horas ha sido la habitualidad para Diego González, enfermero iquiqueño de 31 años de edad, quien hace seis meses decidió radicarse en Santiago para ejercer su profesión, actualmente tan necesaria por la crisis sanitaria del COVID-19.
El fin de semana, el joven graduado en la Universidad Tarapacá comenzó su turno a las 8 de la mañana del sábado y se prolongó hasta las 9 de la mañana de ayer, y pese a poder gozar de su descanso decidió regresar en la noche para seguir apoyando la labor de sus colegas en la Unidad de Tratamiento Intermedio (UTI) de la Clínica Bupa.
González contó que en cada jornada el 90% de los pacientes que atiende son positivos al COVID-19, y la sobrecarga se manifiesta cuando cada uno de los enfermeros tiene un mínimo de seis personas a su cargo.
"Cuando llegué a la clínica en marzo pasado teníamos 18 camas en la UTI y ahora tenemos 36 y está llena". González agregó que "se están abriendo más espacios en áreas que no están preparadas".
González indicó que en su unidad se atienden a pacientes que están conscientes, y que son asistidos por una naricera de alto flujo que les otorga oxígeno al 100%, en caso de complicarse los enfermos pasan a la UCI para recibir ventilación mecánica.
"Este intermedio es la puerta, o vas a la UCI porque tu condición empeora demasiado, o te mejoras y vas a un servicio más básico", dijo.
El joven enfermero aseveró que el colapso es evidente, la alta tasa de contagios no da abasto al servicio de salud, y pese a que pueda haber ventiladores mecánicos para los casos complicados hay escaso personal.
"Ya estamos colapsados, si sale un paciente altiro tenemos que ingresar a otro, las urgencias están colapsadas y hasta han tenido que ventilar a pacientes en la propia urgencia, cosa que nunca se ha hecho, además han tenido que habilitar camas de urgencia para hospitalizar pacientes".
"Estamos todos viviendo unos tiempos muy difíciles, ya se están acabando los ventiladores y no hay mano de obra, ya de verdad que se está jugando en algunos lados la lotería de decidir quién vive y quién no", sentenció.
González contó que por más de un año ejerció funciones en el hospital regional de Iquique, y que pese a ya no estar en la ciudad, aún siguen viviendo en la capital regional sus padres y amistades, muchos de ellos enfermeros, quienes igual le cuentan de la delicada situación en el recinto.
"No sólo es gente adulta la que muere, hay muchos jóvenes fallecidos, esto no es algo para tomarlo a la ligera y tienen que darle el peso a lo que estamos viviendo, yo entiendo que hay gente que debe salir a trabajar para poder vivir, pero también urge quedarse en casa".
24 horas, de turno continuo y sin poder dormir ha enfrentado el joven enfermero.