Secciones

[Benito Baranda, presidente ejecutivo de América Solidaria:]

"El hambre es un peligro real y muy fuerte, llevamos meses con graves dificultades"

Dice que el país no debe permitir que los niños más pobres soporten los efectos socioeconómicos de la pandemia, como ocurrió en la crisis de 1982. Para superar las dificultades, pide un esfuerzo "con una carga conjunta".
E-mail Compartir

Patricio Tapia

La pandemia del nuevo coronavirus en Chile ha generado una situación preocupante. Es un escenario de salud pública grave, que además pasa en estas semanas por un momento crítico, pero también tiene secuelas importantes de aumento de la pobreza. Como dice Benito Baranda, la que el país está enfrentando es una crisis que no es solo la sanitaria, sino también socioeconómica.

Dedicado toda su vida a las labores de índole social, Baranda, presidente ejecutivo de América Solidaria y exdirector del Hogar de Cristo, está muy consciente de este escenario en que se están agudizando los efectos económicos de la pandemia. Por una parte, aumentan las ollas comunes y los índices de pobreza y, por otra, el gobierno hace entrega de cajas de mercadería y otros beneficios, y llega a un acuerdo con la oposición para enfrentar los efectos de la pandemia que, aseguran, van a durar varios años más.

-La pobreza siempre ha existido en Chile, aunque podía estar menos visible. ¿Se imaginó que recrudecería?

-Si nos ponemos en la misma época del año pasado, jamás me hubiese imaginado que íbamos a llegar a esto, entendiendo eso sí que desde el año 2014, en Latinoamérica, ha costado mucho reducir la pobreza entre los adultos y también entre los niños. Hasta ese año tuvimos un descenso acelerado de la pobreza en América Latina y el Caribe y también en Chile. Eso se fue ralentizando en el último tiempo. Pero no imaginaba el alza de la pobreza que hemos tenido en estos meses ni tampoco imaginaba las repercusiones profundas que iba a tener esta pandemia desde el punto de vista social.

-Ha habido protestas y aumentan las ollas comunes. El hambre, ¿es un peligro real?

-De todas maneras. Es un peligro real y muy fuerte, porque llevamos más de dos meses con graves dificultades para muchas familias que trabajan en el mercado laboral informal para que obtengan ingresos para poder vivir. Eso no ha sido cosa de estas últimas semanas, viene más o menos desde febrero e inicios de marzo que las familias en los sectores populares ya comenzaron a verse impactadas por la reducción de recursos y oportunidades laborales.

-Una de las soluciones ha sido la entrega de cajas de mercadería por parte del gobierno. Ha resultado más lento de lo esperado y usted ha sido muy crítico con ella. ¿Qué es lo que no le gusta del mecanismo?

-No es que me guste o no. Lo que digo es que cuando se quiere colaborar con las familias para que ellas tengan ingresos para poder sostenerse en medio de la crisis, hay que buscar un mecanismo que le permita a esa familia recibir rápido la ayuda y tener la libertad de disponer de esa ayuda para las necesidades que esa familia tenga. Y no determinar uno, qué tipo de ayuda hay que entregarle. Eso era un mecanismo más útil 50 años atrás, pero hoy día, no. Si uno busca mecanismos eficientes para hacer llegar ayuda a las familias, sin lugar a dudas lo más eficiente es la transferencia económica. Las quejas de que no era la mejor política ya pasaron. Ahora hay que procurar que resulte.

-Entiendo que tampoco le gustó mucho el despliegue mediático.

-Lo que he señalado es que cuando vas a entregar canastas, el mejor vehículo para hacerlo es el municipio, no el gobierno central. El gobierno central, por lo demás, está disponiendo de recursos que son regionales. Hay que recordar que estas canastas se están pagando con recursos que pertenecían a los gobiernos regionales, cien millones de dólares, y era ideal que fuesen los municipios los que se encargaran de manejarlos y ellos graduaran la entrega de las canastas. Ya lo estaban haciendo muchos municipios con recursos propios o con recursos de donaciones privadas y organizaciones de la sociedad civil. La enorme logística del gobierno central afectó fuertemente los precios de los productos, lo que al final también impacta a los más pobres. Ya veníamos con un alza del IPC de los pobres más alta que el resto del IPC. Por otra parte, cada vez que el Estado hace una acción de colaborar con las familias más pobres, se realiza con los impuestos de todas las personas, también los de las personas en situación de pobreza. Yo no puedo aprovecharme de los impuestos de los otros para hacer una publicidad o propaganda, sea del partido o credo religioso que sea. No es un juicio de alguien en particular, pero no hay que aprovecharse de las catástrofes.

-Decía que los alcaldes son quizá los mejores guías en temas de la adecuada asignación de recursos. ¿Por qué?

-La estructura municipal, no necesariamente los alcaldes o alcaldesas, sino que la estructura municipal conoce muy bien su terreno. Tiene ya catastradas a las familias, en La Pintana, por ejemplo, los adultos mayores, que tienen grandes dificultades, están georeferenciados, saben dónde viven. La primera entrega de cajas hecha por el municipio de La Pintana en alianza con el municipio de Las Condes fue para nueve mil adultos mayores con muchas dificultades, y eso se hizo mucho antes de que lo hiciera el gobierno central.

"La gran incertidumbre ante lo que va a pasarle a uno o a la comunidad, genera mucho daño en la vida pública, aumentando la frustración, eventualmente violencia