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El diario de vida de un hombre atrapado por las drogas

El escritor y guionista chileno Simón Soto anotó día a día el proceso de dejar la cocaína y el alcohol en "Todo es personal: diarios de abstinencia" (UDP). En un laberinto narra en primera persona cómo es abandonar una vida de piscolas y jales.
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Por Valeria Barahona

"No soy alguien excepcional, no soy un hombre excesivamente atormentado, ni cuya conformación psíquica lo lleve a tener una personalidad romántica. Tampoco la melancolía es algo que sienta demasiado próxima a mí. Este sería el diario de un hombre común que tomó una decisión radical justo antes que todo se rompiera", afirma Simón Soto en "Todo es personal: diarios de abstinencia", memorias publicadas por Ediciones UDP (Universidad Diego Portales).

Soto no es un escritor nuevo. El año pasado ganó el premio del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a la Mejor Obra Literaria 2019 por "Matadero Franklin (Planeta), una contundente novela sobre el Cabro Carrera y el Barrio del matadero donde deambuló. También son suyos los libros "Cielo negro" (Planeta) y "La pesadilla del mundo" (Montacerdos).

Este nuevo libro es un diario de vida. El diario de un escritor acercándose peligrosamente a los 40 años. Simón Soto padece bloqueos, inseguridades y ansiedad, recrudecidos por la dependencia del alcohol y las drogas. Pero lo deja. Deja todo. Y comienza una vida con terapias y ansiolíticos. El autor antes de comenzar advierte: "Como en todo artefacto narrativo. Hice uso de las herramientas que consideré necesarias para mejorar el resultado final", dejando la historia del también guionista de teleseries en la nebulosa de lo que podría ser real y lo que no. "Leer se trata de que hayan preguntas sin respuestas", sostiene.

-Se cree que la literatura depende del uso de drogas y alcohol, ¿cómo sobrellevas esto?

-Voy a cumplir tres años sin tomar ni drogarme este 8 de julio (día en que comienza el libro). Lo que siento que está muy vinculado a los libros es una especie de beatificación del 'malditismo'. Ocurre mucho que uno parte leyendo a los beatniks (Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William Burroughs, entre otros), a (Charles) Bukowski, escritores que empujan a una especie de "vivir intensamente". Al mismo tiempo los amigos también están en esa. Entonces es, creo, un valor iniciático. Pero la verdad es que, al menos para mí, escribir persistentemente y seriamente un corpus de obra literaria, no sólo un libro, sino que tener un proyecto de obra, es inviable con los vicios. Ahora me doy cuenta.

- ¿Qué te dijo el psiquiatra cuando partió todo?

- Me dijo, en la primera sesión, que a medida que vas alejándote de los vicios crece tu energía, tu capacidad de pensar, de trabajo. Y me pasó exactamente eso. Toda mi energía, mi ansiedad, se encauzó hacia sistematizar una disciplina de trabajo. Y también es algo físico: las resacas después de los 27, 28 años, me empezaron a golpear muy fuerte. Una noche de copete y coca me dejaba tumbado uno o dos días. Ahora que estoy más viejo (tiene 39 años) eran tres días de debilidad física, junto a la resaca moral. Todo eso me hacía imposible concentrarme en escribir. Me pregunto (con este ritmo de vida) cómo conseguí terminar dos libros antes que este diario.

-Al estar con psiquiatra y pastillas, ¿no sientes que reemplazaste una droga por otra?

-Sí, pero pasa que la fluoxetina (antidepresivo que toma Soto) de alguna manera

"No empezamos de inmediato con la pastilla, sino que se me propuso hacer deporte o meditar, cosas que para mí son inviables".