Los profesores de los recintos municipales de Iquique tendrán una semana de reflexión, a partir del 13 de julio, lo que implica que no tendrán actividades lectivas.

La iniciativa de la Corporación Municipal busca que los docentes cuenten con un pequeño descanso, esto para que tengan un respiro emocional frente a la pandemia.

Debido a esta decisión, es importante detenerse y reflexionar sobre lo complejo que ha resultado para todas las comunidades educativas la aplicación de las teleclases.

Los problemas son aún más difíciles en el caso de colegios con un alto número de estudiantes vulnerables, donde un porcentaje importante ni siquiera puede conectarse a las clases virtuales y muchas veces deben ser los profesores, por iniciativa propia, quienes los contactan para hacerles entrega de guías y material de apoyo educativo.

Por otro lado está la carga extra para los apoderados, quienes han debido retomar contenidos que vieron hace décadas y tratar de buscar fórmulas pedagógicas, herramientas que evidentemente no son innatas. En este caso las dificultades son aún mayores para padres que se mantienen trabajando a distancia y donde hay más de un estudiante en casa. Ahí las complejidades se multiplican a la hora de tener tiempo para colaborar los contenidos escolares.

Finalmente son los estudiantes quienes también han debido adaptarse, ya que, a diferencia del colegio, en la casa hay una diversidad de distractores. Pese a las teleclases, las familias deben continuar con sus actividades diarias y si bien hay estudiantes a quienes se les hace más fácil mantener la concentración, todos son distintos y a muchos este tema les es más complejo.

La semana reflexiva debiera ser para todos los colegios, donde analicen mejores formas para entregar el conocimiento a los estudiantes, ayudar a los apoderados a lidiar con la sobrecarga de tareas y, por sobre todo, que las actividades educativas no se transformen en un estrés adicional en una cuarentena que va por su novena semana en la región.

Las clases presenciales están lejos de volver y sería oportuno que la autoridad evalúe pasos a seguir. El escenario de hoy no es el mismo que el de abril.

"Que las actividades educativas no se transformen en un estrés adicional en una cuarentena ".

Chile invierte el 0,38% de su Producto Interno Bruto (PIB) en investigación y desarrollo (I+D), cifra muy lejana de los países miembros de OCDE (2,4%) y que devela la perspectiva histórica de cómo el país ha atendido la generación y transferencia de conocimientos. Con la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación se han generado expectativas en términos de una definición de políticas nacionales que posibiliten ampliar las capacidades de investigación, innovación y transferencia tecnológica.

Ante esta realidad, todos los actores tenemos que aportar. En el caso de nuestros gobernantes deben internalizar que invertir en ciencia es invertir en futuro, y la actual pandemia es la mejor lección de aquello, pues hemos visto como el Ministerio de Ciencia articuló rápidamente a nuestras universidades y dispuso sus capacidades, además, de recursos humanos y físicos altamente calificados.

Por su parte, el sector privado debe valorar que invertir en ciencia e innovación es de beneficio recíproco y, por lo tanto, supone una responsabilidad compartida entre tres actores; Estado, privados y universidades. Muestra de lo beneficioso del trabajo colaborativo en nuestra región de Tarapacá a raíz de la pandemia, es que todos y todas nos pusimos al servicio de las necesidades de la comunidad, instalando en tiempo récord un laboratorio para toma de exámenes por COVID 19.

Por otra parte, las universidades debemos cuestionarnos y repensar nuestro rol. Los tiempos actuales demandan que seamos capaces de desarrollar proyectos que no solo busquen intereses propios y válidos de grupos de investigadores, sino que además impacten en la sociedad y en el territorio donde estamos insertos. Para esta gran tarea y ante la estrechez de recursos, resulta hoy fundamental continuar desarrollando y fortaleciendo redes y alianzas en la academia, tanto nacional como internacional, pero también más que nunca es necesaria una perspectiva amplia, donde el Estado y los privados tienen mucho que contribuir.

"Los tiempos actuales demandan que seamos capaces de desarrollar proyectos que no solo busquen intereses propios".

Alberto Martínez,, rector Universidad Arturo Prat

Aunque muchos han pasado un cumpleaños en el encierro y sin muchas ganas de celebrar, lo más importante es que con ello se han mantenido a salvo los seres queridos. Ya vendrán más años para hacerlo en grande.

Solidaridad sin fotos

Son muchas personas las que han ayudado a otros en esta pandemia, pero esta ayuda cobra más valor cuando se realiza sin recursos, como diversas ollas comunes, donde personas se ocupan de un problema humanitario trabajando gratis y sin fotos en las redes sociales...

Lectura

Muchas veces nos quejamos de no tener tiempo para leer. En esta pandemia, donde en los días de descanso solo nos conectamos a internet, también podemos agarrar un libro o simplemente hacerlo directamente de la red. La lectura nos lleva a conocer realidades insospechadas.