Intérprete y la crisis sanitaria: "La palabra pandemia no tenía seña"
Soledad Arancibia es intérprete en lengua de señas y comunica todos los días el balance regional del COVID-19.
La crisis del COVID-19 en la región se comunica diariamente, pero de otras formas. Soledad Arancibia es intérprete en lengua de señas chilena y hace 16 años que trabaja en una labor que califica como "noble". Hace once que se desempeña como profesora en el Liceo Politécnico, donde estudian alumnos sordos.
Desde hace más de cien días que es parte del balance que transmiten las autoridades regionales y que ha sido liderado principalmente por hombres, el intendente, el general jefe de la Defensa Nacional y el secretario regional ministerial de Salud. Su misión es comunicar a las personas que no pueden oír, pero que se conectan a las redes sociales del Gobierno Regional para informarse de la pandemia local.
Conceptos nuevos
Arancibia cuenta que esta contingencia sanitaria también ha resultado un desafío para los intérpretes de lengua de señas, pues reconoce que hay conceptos nuevos que hasta hace poco no podían ser comunicados, pero que la propia comunidad sorda ha ido integrando.
"La comunidad sorda es la encargada, responsable y dueña de la lengua, y de crear señas, entregando esas herramientas a los intérpretes. Hay señas que efectivamente no existían, pero los mismos sordos van creándolas, entonces se van transmitiendo y masificando a lo largo de Chile. Si son conocidas, se entregan a los mismos intérpretes para que puedan ser usadas, porque sería muy largo estar deletreando cada una de esas palabras", cuenta.
Afirma que palabras como COVID o Wuhan, la localidad china donde se originó el virus, no tenían representación en lengua de señas. Agrega que "la palabra pandemia no tenía seña. Hay algunas que se están creando y otras que todavía están stand by, como el SARS-CoV-2, pero por lo pronto COVID ya tiene una seña".
Sin mascarilla
Si bien cumple con todas sus medidas de seguridad para evitar el contagio, al momento de interpretar no utiliza su mascarilla, ya que transmite gestos con su rostro y labios.
"Tengo que sacarme la mascarilla, porque la lengua de señas utiliza mucho la expresión facial y algunos sordos entienden por lectura labial. No podría utilizarla, porque pierdo la mitad de la información. Tampoco puedo utilizar un protector facial de mica, porque para las transmisiones se monta un set y hay luces. Si se refleja la luz, se pierden ojos y boca, y las cámaras no logran captar todo, al menos que sea antireflejo", explica la intérprete.
De todos modos, Soledad mantiene la distancia respectiva con la autoridad y al terminar su trabajo nuevamente se cubre con su mascarilla. Confiesa que "en la región la mayoría de los sordos valora el trabajo que se está realizando. Entienden, comprenden y están absolutamente agradecidos".