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Auxiliar de servicio del hospital regional: "El miedo a contagiarse es constante"

Los auxiliares de servicio del hospital regional de Iquique velan por la limpieza y desinfección de las salas donde permanecen los pacientes con COVID-19. Cumplen jornadas de 12 horas de trabajo seguido en el centro asistencial.
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Romel J. Puche

Ellos son la "primera línea" del personal de limpieza en el Hospital Regional. Los auxiliares de servicio ingresan directamente a sanitizar los box donde permanecen hospitalizados los pacientes con COVID-19, y además deben cumplir los estrictos protocolos de higiene de cada cama crítica donde haya fallecido algún paciente como consecuencia del virus.

A diario velan por la seguridad del personal de salud, para que no se contagie y pase a formar parte de los más de 7 mil casos registrados en Tarapacá hasta la fecha, donde además han muerto 111 personas -según cifras del Gobierno- y 27 pacientes se mantienen en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital regional de Iquique.

Precisamente es la UCI su sector de trabajo; desde que partió la crisis sanitaria en marzo el hospital Dr. Ernesto Torres Galdames se transformó en una extensión de su hogar, por la dedicación que le dedican a diario.

"El miedo, el temor a contagiarse es constante, porque nosotros estamos ahí mismo, en la misma sala del paciente y tenemos igual un alto riesgo de enfermarnos, porque nosotros tenemos que limpiar las camas y todo el ambiente del cubículo donde permanece el paciente, así que debemos entrar protegido", dijo Fernando Araya, uno de los 330 trabajadores de limpieza del recinto asistencial.

De todos, un total de 50 fueron contratados para sumarse a los equipos de trabajo por la emergencia, y pasan alrededor de 13 horas en sus extenuantes turnos al lado de los mismos médicos de los pacientes críticos.

"Soy divorciado y tengo a mis hijos, e igual por mi trabajo se complica el tema para poder verlos, antes los veía más seguido y ahora cuando mucho una vez por semana, aunque siempre nos hacemos videollamadas para estar conectados, saber de sus días y distraernos igualmente, es difícil porque yo soy muy apegado a ellos y por la situación complicada de ahora nos hemos distanciados", comentó Araya.

Limpiar pisos y paredes, barandas de las camas, ser cuidados en desechar todo el material quirúrgico y el colocarse y quitarse los elementos de protección personal entre la limpieza de un cubículo y otro toma no menos de 40 minutos.

"Los posibles contagios nos obligan a ser todavía más rigurosos con la desinfección. Es un sacrificio estar acá con pacientes COVID positivos y eso la gente lo debe considerar. Para nosotros es muy penoso cuando un paciente contagiado fallece", enfatizó el auxiliar de servicio Marcos Flores, quien es otro de los encargados de velar por la seguridad de los espacios en los que se mueven los equipos clínicos.

"Nosotros en esta unidad capacitamos a auxiliares de otros servicios en el marco de la pandemia para que todos sigamos la misma línea de trabajo", dijo Flores quien con su experiencia hizo un llamado a la comunidad al autocuidado.

"El hospital ya se convierte en mi casa, paso muy pocas horas con mi familia ya que también tenemos que descansar".

Los baños, salas de estar y residencias médicas también deben ser desinfectados por estos trabajadores de la salud.

Juan Ramírez quien observa a diario el ingreso de pacientes graves en camillas y el incesante tránsito de funcionarios que proveen insumos, comentó que son entre 6 a 7 pacientes los que les corresponden a cada uno de ellos al momento de limpiar los box individuales. "Sacar la basura, una tarea que para muchos no es muy agradable, es algo que es trascendental en esta unidad".

"Es una gran responsabilidad trabajar en un área de alto contagio y demanda, pero afortunadamente contamos con un equipo muy comprometido que se entrega al 100% por nuestros pacientes", aseveró Ramírez.

El funcionario explicó que "un lavado de manos hace maravillas por nosotros en esta pandemia, y una mascarilla es muy útil".

La adaptación a los turnos actuales en razón de la crisis sanitaria ha sido factor clave para Germán Palominos, quien ha debido estar hasta 24 horas en el hospital y calificó a sus compañeros como su "segunda familia", ya que entre ellos deben cerciorarse del cumplimiento de los protocolos para no enfermarse. "Yo me encargo del orden en los servicios, y velar por todos los insumos que son de protección de los funcionarios que entran a tratar a los pacientes COVID-19", señaló Palominos cuya labor es clave para evitar que el personal de salud se contagie.

"Nosotros tenemos que limpiar las camas y todo el ambiente del cubículo donde permanece el paciente".

Fernando Araya, auxiliar.