Agricultores y Pymes del Tamarugal relatan cómo la pandemia impactó en sus negocios
Desde productores hasta artesanas esperan que mejoren las condiciones para generar más recursos.
Abimael Gómez, productor de quinua de Colchane, debe esperar entre una hora y 40 minutos para pasar el cordón sanitario en Pozo Almonte. "Estoy de acuerdo con el tipo de apoyo que da el Gobierno a los agricultores, pero creo que debería ser más rápido, porque los permisos son por corto tiempo", indicó.
Gómez explicó que actualmente está distribuyendo la quinua producida el año pasado, en comercios y puntos de Iquique. "Esto ha sido algo que ha afectado a todos los rubros y la agricultura no está exenta. Nosotros producimos a gran escala y en este momento no hay producción, porque comenzamos en septiembre", explicó.
Gómez manifestó que se han visto mayormente afectados por la pandemia, debido a los contagios que llegaron en un principio a su comuna. "Los que vivimos acá nos tratamos de cuidar, pero no así las personas que vienen de otras comunas. Esperamos que se tomen más medidas restrictivas en los controles de Huara", sostuvo.
Por su parte, Isabel Chapalla de 70 años y artesana que vive en Enquelga, informó que, desde enero, no baja a Iquique a vender sus productos. "Yo estoy aquí en mi casa, no llega gente y estoy sola en mi casa con mis tejidos, ¿qué voy a hacer? Desde marzo quedamos en enviar tejidos para Santiago, a través de Artesanía Chile, pero ahí quedamos", indicó.
Agregó que están esperando ayuda de las autoridades. "Como acá estamos medio aislados no llega muchas novedades a Enquelga. Estamos en el kilómetro 19 hacia arriba", refirió.
En tanto, Nancy Guzmán, productora de mermeladas artesanales de Pica, contó que le preocupa cómo se enfrentará el desafío de levantar de nuevo a los comerciantes del interior, dado que muchos dependían de la llegada de turistas y, hasta ahora, están paralizadas sus actividades.
Finalmente, Antonio Napoli, dueño de la empresa Aqua Di Pica, describió que tuvieron que adaptar sus productos para poder sostener la planta de la empresa. "Se redujo de cuatro a dos personas. Es una planta automatizada completa y por ello, se necesitan menos personas, pero igual tuvimos que reducir a gente que trabajaba todos los días, a gente que solo está cuando la planta produce y esto estaba relacionado a los riesgos de contagio", detalló.
Para subir las ventas, buscaron la manera de unir productos hechos en Pica y tener mejores precios. "Nos dimos cuenta de que teníamos una avícola había intermediarios que abusaban del precio, por lo que decidimos entregar al cliente final con un mejor precio. El cambio fue que, llegando directamente al domicilio, éramos de tener productos frescos y posicionar mejor las marcas".