La vida

Hay dos verdades indiscutibles: que un día nacimos y que un día vamos a morir; sin embargo no sabemos cómo, cuándo ni dónde nos encontraremos el día que nos enfrentemos a la muerte.

Se han preguntado ustedes ¿por qué vivimos? ¿Para qué vivimos?

La vida es como una escuela. Todos vinimos a aprender diferentes lecciones; el día que enfrentemos la muerte no nos llevaremos ninguna de las posesiones conseguidas, sólo nuestras experiencias y lo que aprendimos en el paso por la tierra.

Tenemos que aprender a ser comprensivos, pacientes y tolerantes, a aceptar a los otros aunque piensen diferente, tengan otro credo religioso o político. Hemos de ser humildes, siempre estamos aprendiendo cosas nuevas, mientras más se sabe, nuevos horizontes se nos abren y nos damos cuenta que tenemos aún mucho que aprender.

Debemos aprender a perdonar, todos cometemos errores, el rencor nos impide ser felices y gozar del momento que vivimos. También debemos aprender a perdonarnos nuestras faltas, nadie es perfecto, todos estamos aprendiendo, cada uno a su ritmo, no podemos exigir que los demás sean como nosotros queremos, debemos aceptarlos como son.

Tener caridad y compasión con los demás es importante, enriquece nuestro espíritu.

Generalmente buscamos la felicidad en lo externo, comprando y luchando por cosas materiales, intentando ser más que los otros y no nos damos cuenta que la felicidad es un estado interno, cuando conseguimos estar en paz con nosotros mismos y disfrutar del momento presente sin atarnos al pasado ni angustiarnos por el futuro vemos las cosas de manera positiva y nos sentimos alegres y contentos de vivir.

Tenemos que aprender a amarnos a nosotros mismos y a amar lo que nos rodea, así lograremos una mejor calidad de vida y mejorará nuestra salud física, mental y emocional.

Nadie puede aprender las lecciones por nosotros, el camino es personal, de nosotros depende si aceptamos el desafío o no.

"Nadie puede aprender las lecciones por nosotros, el camino es personal, de nosotros depende si aceptamos el desafío o no".

Dra. Solange Chia fan

En primer lugar quiero dar gracias a Dios, por colocar a mi hijo Germán Pérsico en las manos de tan selecto equipo de profesionales, técnicos, auxiliares y trabajadores en general de este establecimiento.

Nuestro hijo es una persona con síndrome de Down. Él no habla y se comunica con señas y gestos, las palabras que logra decir y nosotros entendemos son: amor, mamá, papá, yo amo, gracias y otras de vocabularios propios de él.

Contrajo el COVID-19 y estuvo con hospitalización domiciliaria desde el 10 de junio aproximadamente, pero no pudimos lograr que superara la enfermedad. Por lo que nos indicaron que lo mejor era hospitalizarlo.

Con fecha 15 de junio fue hospitalizado de urgencia, en estado grave y con riesgo vital, siendo conectado a ventilación mecánica. Después de 15 días mi hijo retornó a nuestro hogar, bajo el sistema de hospitalización domiciliaria, y con fecha 7 de julio fue dado de alta. Desde esa fecha mi hijo está bien, sin consumo de ningún medicamento, ni inhaladores.

Queremos expresar nuestro sincero agradecimiento a los funcionarios del hospital de Iquique Dr. Ernesto Torres Galdames y a su servicio de urgencia, atención hospitalaria UCI, personal de hospitalización domiciliaria. Porque en todo momento sentimos una atención dedicada, esmerada y por sobre todo con amor a su quehacer profesional y al paciente que es nuestro hijo.

También hubo una dedicación hacia nosotros como familia. Cada respuesta a nuestras inquietudes, sus videollamadas para que nuestro hijo nos viera, no solo lo tranquilizaban a él, sino también a nosotros. Gracias, muchas gracias por su entrega y dedicación. Los mantendremos a todos en nuestras permanentes oraciones. Dios Padre les bendiga, prospere y proteja a cada uno de ustedes y su familia. "Sí, mi hijo salió como un campeón, pero ustedes fueron sus preparadores".

Agradecen: Familia Zarapura- Ilaja; y todos los que, sin distinción de credos, oraron por nuestro hijo Germán.

Familia Zarapura Ijala

Ningún ciudadano ha dejado de pagar impuestos en estos meses de crisis. Sin embargo, los políticos, que viven a cuerpo de rey gracias a esos impuestos, se vanaglorian de lo considerados que son por ayudar a los ciudadanos, impulsándolos a usar sus ahorros previsionales para sortear el embate económico del COVID-19.

Si somos honestos, sacar los ahorros de las pensiones es otro impuesto que nos impone la clase política en el contexto de la pandemia. Pero bajo la idea de que es nuestra plata. En realidad, están disponiendo de esa plata como si fuera de ellos para decir: ven, los ayudamos.

Lo que hoy se vende como una solución, sacar el 10%, es en términos estrictos que la clase política le dice a la clase productiva: en esta situación no usaremos lo que ustedes nos dan permanentemente, mejor use sus propios recursos, sus ahorros.

Jorge Gómez Arismendi