OPINIÓN
Tomar conciencia
Estar concientes no significa solo despertar en la mañana, levantarnos e ir a trabajar, comer, y ocasionalmente divertirnos. Si nos detenemos un momento a reflexionar, todos los días o casi todo el tiempo repetimos lo mismo sin darnos cuenta, en forma automática, sin pensar.
Para tomar conciencia debemos hacer un alto, dedicar un tiempo para nosotros y preguntarnos qué objetivo tenemos en la vida, para qué y por qué vivimos; por qué nos ocurren determinadas cosas y qué significado tienen para nosotros.
Cuando tomamos conciencia nos damos cuenta que somos algo más que el cuerpo físico al que hay que cuidar y alimentar, también tenemos que cuidar y preocuparnos de nutrir el alma. El alma es lo que nos hace únicos y a cada uno diferente, incluso dentro de una misma familia. A través de las experiencias vamos formando nuestra personalidad que también es externa y nos sirve para relacionarnos con el mundo, pero al mismo tiempo tenemos la posibilidad de desarrollar y cultivar nuestro ser interno, nuestra alma y ese es el objetivo de la vida.
Cuando tomamos conciencia de nuestro ser interno, cambia nuestra percepción de la realidad; cuando somos concientes del porqué vivimos, nuestra vida cambia. Nuestros objetivos e intereses se modifican, todo a nuestro alrededor parece más alegre, más tranquilo, nuestra salud mental y física mejora, nuestra expresión es diferente.
No es que se alteren las cosas externas, sino que somos nosotros los que cambiamos interiormente, es nuestra percepción de la vida la que cambia y por lo tanto vemos la realidad de una forma diferente.
Cada persona ve las cosas de acuerdo a su forma de pensar y de sentir, de acuerdo a sus condicionamientos y experiencias, a las normas y esquemas que ha aprendido desde la infancia, por eso todo es relativo.
Cuando tomamos conciencia que somos almas que nos vestimos con un cuerpo físico, que adoptamos ciertas circunstancias y elegimos el entorno en el que vivimos, se supera el miedo y el temor especialmente a la muerte, porque el alma es eterna.
Cuando tomamos conciencia del verdadero objetivo de nuestra vida intentamos ser menos egoístas, superar el rencor, tratamos de ser más solidarios y de entender y aceptar a los demás tal cual son, entendemos que estamos aprendiendo, que nos queda mucho por aprender y asumimos que tenemos que compartir lo que hemos aprendido, pero dejando al resto la libertad de aceptar o no nuestras creencias.
Si nos esforzamos por conocer nuestro verdadero interior estaremos más cerca de encontrar la felicidad que está en nosotros y no en el exterior. La felicidad no se consigue, se siente.
"Tenemos la posibilidad de desarrollar nuestro ser interno".
Dra. Solange Chia Fan