"Causa y Efecto"

La humanidad ha pasado por muchos eventos que han marcado un antes y un después en la historia. En una nota anterior comenté sobre los avances tecnológicos que trajo la carrera espacial, la cual el pasado 4 de octubre cumplió 63 años desde su inicio con el lanzamiento del Sputnik 1 de la URSS. Casi un año después, la NASA inició su funcionamiento, resultando las misiones Apolo, la era de los transbordadores espaciales y la actual carrera a Marte que nos promete una nueva frontera para la humanidad.

El desarrollo de la carrera espacial fue la "causa del efecto" de uno de los mayores saltos tecnológico del siglo XX, generando importantes avances en varias áreas del conocimiento, la formación de brillantes científicos y científicas y una fuente de inspiración para las actuales generaciones. Sin embargo, cabe destacar que, a su vez, fue el "efecto de la causa" de uno de los eventos más trágicos del último siglo: La II Guerra Mundial. Irónicamente, sin el trabajo en cohetería desarrollado por el régimen Nazi, liderado por Wernher von Braun, la carrera espacial no se habría desarrollado de la misma forma.

Para poder trabajar con sus modelos, von Braun se enroló en el ejército alemán, logrando grandes avances en cohetería, recibiendo el apoyo de Hitler una vez que este llegó al poder. Al iniciar la guerra, el alto mando alemán le pidió que diseñara una línea de cohetes para realizar ataques de larga distancia. De esta forma, terminó desarrollando su modelo V2, con el cual se realizaron múltiples ataques a Inglaterra y otros blancos. El V2, además de ser construido a costa del sufrimiento de prisioneros de guerra, generaron miles de muertes; pero, por otro lado, el V2 fue la base de la cohetería moderna que nos llevó a la Luna y dio el pie al conocimiento para ayudar a incontables vidas.

Hay en la historia de la humanidad diversos ejemplos que, como una guerra, gran desastre o una pandemia, traen aparejado significativos avances en la civilización y la tecnología. La situación actual con el COVID-19 es una situación que nos ha afectado a todos y ha traído sufrimiento a miles de familias. Aún nos queda mucho por superar, pero muy pronto dejaremos atrás esta pandemia. Lo importante es que cuando ese momento llegue, logremos sacar una lección de todo lo vivido, siendo mejores tanto como individuos y como especie. Esforcémonos para que esta difícil "causa" se transforme en un valioso "efecto".

"La carrera espacial fue la "causa del efecto" de uno de los mayores saltos tecnológico del siglo XX".

Dr. Pablo E. González Villarroel, Astrofísico, Universidad de Tarapacá. Explora Tarapacá.

Los graves hechos ocurridos al cumplirse un año del "18- O", provocados por grupos de personas, sirvieron para demostrar que el valor del pasaje del Metro, que si los dineros de los afiliados estaban o no en las AFP, el tener un proceso constitucional, las bajas pensiones, las colas de la salud, los escaños reservados, las cuotas de género y tantos otros reclamos del mismo orden, que se escucharon hace un año atrás, a lo largo de todo Chile, no formaban parte en absoluto, es más, sin lugar a ninguna duda, de las preocupaciones más inmediatas, de estas personas, que insisten en la violencia, ni hace un año atrás y tampoco hoy...

A buen entendedor, muy poquitas palabras.

Luis Soler Milla

En la actual discusión constitucional, estamos enfrentados a dos grandes fuerzas que buscan convencernos. La primera de ellas, nos indica que hemos tenido una estabilidad institucional suficiente, bajo reglas del juego determinadas en nuestra carta fundamental (y que por esto debemos conservarla o sólo retocarla). La segunda, nos indica que hemos podido renacer como sociedad política, pese a estar usando como pueblo, una camisa de fuerza que nos fuere impuesta y que se llama constitución. Si miramos en detalle cada una de esas posturas, tendremos presente que tanto el apruebo como el rechazo, tienen presupuestos que ambas fuerzas políticas entienden como conocidos, pero yo no lo creo tanto.

En la primera de ellas, se honra la tradición histórica-republicana que ha tenido nuestro país desde al menos 1833 a la fecha, donde han existido innumerables disposiciones de constituciones (1828, 1925 y 1980), que han permanecido impávidas frente al devenir institucional que nos ha visto crecer como chilenas y chilenos. Se honra, además, la gran figura de un ministro de Estado que habría sido el gobierno bajo las sombras, y que habría captado realmente el ethos de nuestra sociedad. Pero ¿Qué es realmente lo que ha realizado don Diego Portales? Si miramos nuestro modelo llamado por algunas y algunos expertos, como una forma de gobierno "hiper-presidencialista", versus el modelo tradicional presidencial norteamericano entenderemos que en Chile, la balanza de los tres poderes principales del Estado (Judicial, Legislativo y Ejecutivo), están fuertemente inclinados dándole un peso mayor a este último. Probablemente, don Diego Portales logró algo que en vecinos países no pudo ocurrir con temprana lucidez y que dio como resultado mantener una relativa estabilidad a instituciones, bajo una forma de gobernar de un ejecutivo fuerte (un monarca con ropaje republicano y con costos humanos asociados). Pero, ¿Cuánto dura esa estabilidad? Según historiadoras e historiadores, no más de 40-50 años y vuelven nuestras crisis institucionales.

Los padres fundadores -y constituyentes que lamentablemente solo fueron hombres, cultos y blancos-, incluso desde sus sesgos con los que fundaron el modelo norteamericano que tanto admiramos, se dedicaron persistentemente en abogar por la necesidad de reformar la constitución cada cierto tiempo, pero con cambios profundos. Así ha sido mediante la introducción de enmiendas permanentes que han alterado la distribución del poder en dicho país, buscando dar un cauce institucional a las demandas que sabían Jefferson y otros, que vendrían con el devenir de la temprana sociedad estadounidense.

Por el contrario, en nuestro país, se nos ha vendido la idea desde los años '90 de que la mayor expansión del crédito ha sido el objeto de nuestro desarrollo político, económico y social (piense en el CAE que pagamos todos los meses, en la fácilmente obtenible tarjeta para pagar en cuotas incluso endeudándose para comer). Yo me pregunto, en el contexto constitucional actual ¿Está usted dispuesto/a a sacar un crédito constitucional, "rechazando para reformar"? Piense que cuando terminemos de pagar las cuotas de dicho préstamo, pasarán 50 años. Probablemente allí, es cuando tengamos otro estallido social y nos ofrezcan otro préstamo institucional, pero ya no por Portales sino por Dios sepa quién.

Javier Leiva,

Profesor de DerechoConstitucional