Un problema sin resolver
Pese a las campañas preventivas, a los operativos y al constante trabajo de inteligencia que desarrollan los organismos policiales, la proliferación de armas de fuego continúa como un problema de difícil solución para la autoridad.
Hoy por hoy, el poder de fuego de las bandas delictuales -sobre todo aquellas dedicadas al tráfico de drogas- es inquietante y sin duda representa un riesgo para la población.
Buena parte de los operativos policiales terminan con armamento incautado y, lo que es peor, en varios procedimientos se ha detectado la participación de menores de edad, lo que da cuenta del fácil acceso que tiene el mundo del hampa para conseguir este tipo de material.
Según datos entregados por Carabineros, durante el año 2019 se recuperaron en el país 7.619 armas de fuego. De ese total, poco más 2.700 correspondieron a procedimientos policiales y 4.800 fueron entregadas de manera voluntaria por la población.
Lo complejo es que pese a todo ese trabajo, los delincuentes continúan accediendo a ellas y periódicamente se conocen hechos delictuales que terminan con balaceras y hasta víctimas fatales. Por ejemplo, solo en las últimas semanas dos graves episodios de violencia conmocionaron a los tarapaqueños: el primero tuvo lugar en la población Raúl Rettig de la comuna de Alto Hospicio, donde un joven murió tras recibir varios impactos de bala y donde las diligencias permitieron establecer que los presuntos autores serían dos menores de edad, de 15 y 16 años. El segundo resultó todavía más doloroso, toda vez que la víctima fue un pequeño niño de solo seis años, quien perdió la vida tras recibir un tiro.
Con todo, es importante que las policías fortalezcan el control de las armas y que la población civil responda a las innumerables campañas que se realizan para incentivar la entrega voluntaria de armamento.
Cuando un arma de fuego cae en poder de la delincuencia se convierte de inmediato en un alto riesgo para toda la ciudadanía y es precisamente eso lo que se quiere evitar.
Aunque en una región fronteriza su control se hace todavía más complejo, la colaboración de la ciudadanía sigue siendo clave para combatir este mercado negro.
"Es importante que las policías fortalezcan el control de las armas y que la población civil responda a las innumerables campañas ".