OPINIÓN
Diego y nosotras
Según la ciencia, empezamos a registrar recuerdos que tendremos, para el resto de nuestra vida, alrededor de los 4 años. Llegué a esa edad a inicios de los ´80, y desde la mesa del almuerzo, la televisión sin cable y la cancha de la esquina, mi banda sonora iba grabando las palabras "gol" y "Maradona". En marzo de 1986, Maradona era un jugador de un talento sin precedentes históricos y yo, una niña de 8 años a la que le habían enseñado que, el bullicioso patio central, era territorio de los niños y el fútbol; mientras que los apacibles pasillos perimetrales, el espacio de las niñas, el cordel, el elástico y el luche. Llegó junio y con él, lo cuartos de final de México '86.
Las jugadas de "la mano de Dios" y el "gol del siglo", situaron a Maradona en un lugar superior, el del ídolo. El apellido dejó de ser necesario para reconocerlo y empezó a ser nombrado como Diego Armando. Yo, por mi parte, también cambiaba de identidad. Cada vez me iba gustando más esto de aprender, entonces levantaba la mano muchas veces en clases, para preguntar. Al igual que Maradona, dejé de ser la alumna Godoy y empecé a ser "la niñita preguntona".
Todas las que participábamos lo éramos. Con los '90 me acerqué a la adolescencia y empecé a soñar con la universidad. Me inspiraban profundamente la obra de Da Vinci, el trabajo del periodista científico Hernán Olguín, y la perfección del montaje de los videos musicales de Michael Jackson.
Hubo numerosas voces a mi alrededor, que me dijeron que debía guardar en una caja privada, esas admiraciones y aspirar a estudiar una "carrera de mujer". Una que ojalá estuviera en Iquique, porque la capital era peligrosa y lejos de casa, podía ser violada y asesinada.
Paralelamente, la leyenda de Diego Armando evolucionaba a la calidad de mito y, de ídolo, escaló a la posición de dios. Lo de "Armando" fue dejado atrás, porque bastaba con llamarlo Diego para hablar de sus posibilidades, así como para hablar de las mías, bastaba con nombrarme "mujer".
El pasado 25 de noviembre, el mismo día en que nos dejó Diego, se conmemoró el Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. Un día que recuerda la lucha en contra de la exclusión, el silenciamiento, la negación de oportunidades, las agresiones físicas y el asesinato que sufrimos las mujeres en el mundo, por el solo hecho de ser mujeres. No, no buscamos ser diosas, solo personas con libertad de elección y pleno derecho a la vida para ejercerla. Queremos ser parte activa y visible de la historia y escribirla, pero con nuestro puño y letra, sin la intervención de la mano de un dios.
"No, no buscamos ser diosas, solo personas con libertad de elección...".
Gissel Godoy Riquelme, Arquitecta-MBA