Opinión
El individualismo nos mata
El individualismo es un fenómeno recurrente en nuestra sociedad. Y no solo a raíz de la pandemia. Es cierto, se pone en evidencia en las fiestas y reuniones clandestinas en todas las comunas y estratos sociales, en las filas de las tiendas para comprar zapatillas, en el empecinamiento con que se burlan las disposiciones sanitarias, en la nula conciencia de pertenecer a una sociedad y de la interdependencia que ello genera.
Se expresa también en el desprecio por la ciencia, la investigación y la mera información, algo paradójico en tiempos en que esta se encuentra más disponible que nunca en la historia de la humanidad. En quienes por creerse más listos difunden falsas noticias y oscuras teorías conspirativas, lo que equivale a reírse en la cara de los enfermos y fallecidos y de quienes combaten la pandemia en la primera línea.
Pero el individualismo también se expresa en la política. Se evidencia en los manejos sucios, largamente comprobados, del financiamiento político-partidario; en la corrupción, que no es otra cosa que hacer prevalecer el interés propio -o del grupo más estrecho- por sobre toda noción de causa colectiva, ¡y ello precisamente en organizaciones que deberían tener como principal norte el promover estas causas!
Incluso se expresa en procesos que tienen una lectura en principio positiva, como lo demuestra la enorme cantidad de candidaturas y listas partidarias, pero sobre todo independientes, que se presentan a la Convención Constitucional, privilegiando la división y las odiosidades por sobre una propuesta común, incapaces de entender que con el sistema electoral vigente ello implica traicionar el mandato de la mayoría en el plebiscito.
Todo esto demuestra cuán hondo ha calado en nuestra sociedad el pensamiento neoliberal, magistralmente explicado por Margaret Thatcher, quien sostenía que la sociedad no existe, sino "tan solo individuos, hombres y mujeres".
No obstante, toda corriente engendra una contracorriente, que aquí ya se manifestó después del estallido social en la sensación extendida de pertenecer a un colectivo con un destino común y en la voluntad transversal de cambio expresada en el plebiscito. Son hechos también indiscutibles de nuestra historia reciente.
Hay quienes sostienen que la pandemia vino para para detener estos procesos. Pero la pandemia nos está mostrando dramáticamente, más bien, los límites y las miserias del individualismo.
"Se expresa también en el desprecio por la ciencia, la investigación y la mera información"
Jorge Gillies, Académico, UTEM