Durante los primeros días de vacunación se ha apreciado cómo los adultos mayores están dando un nuevo ejemplo de compromiso y responsabilidad con el resto de la sociedad. Se trata de uno de los sectores más golpeados por la pandemia, sin embargo nunca los hemos visto criticar destempladamente sus pesares.

Tendremos que aceptar que la sabiduría muchos la consiguen con el paso del tiempo y las experiencias. Quienes pertenecen a este segmento etario, han pasado por innumerables pruebas y dificultades a lo largo de la historia reciente: terremotos, quiebres institucionales, aludes, enfermedades, pobreza, precariedades, falta de oportunidades, entre tantas otras.

Ellos han forjado buena parte de los beneficios que goza la juventud de hoy en cada una de las comunas del país. Sufrieron la carencia de viviendas, de alimentos, padecieron la soledad y las complicaciones del aislamiento, pero siempre lucharon por conseguir un territorio mejor para las generaciones posteriores.

Ahora hemos visto cómo, respetuosamente, a lo largo de todo el país han salido a vacunarse, no sólo para protegerse ellos mismos, sino también para mostrar un ejemplo al resto de la sociedad.

Como sabemos, el adulto mayor muestra permanentemente se compromiso con el país, pues son los que más ejercen su derecho a voto, desarrollan su ciudadanía de manera recurrente, respetan su entorno, crean comunidad pese al abandono y el maltrato que el país les entrega con las bajas pensiones y una ayuda insuficiente para pasar sus últimos años.

Quizás este segmento es uno de los pocos referentes que van quedando del Chile más profundo, el de una nación que ha desaparecido con la transformación social de las últimas décadas.

Hablamos de un Chile más sobrio, ciudadano, republicano, nada ostentoso y más preocupado de valores trascendentes que de modas pasajeras o individualismos galopantes expresados en el consumo desenfrenado. Este grupo etario es parte sustancial del país, nos da identidad y que reconoce parte de lo mejor de nuestro pasado y también del presente.

"Quizás este segmento es uno de los pocos referentes que van quedando del Chile más profundo".

Así como el salón de belleza era un espacio femenino, la ferretería, era predominantemente masculino. Pasarían años para que aparecieran las peluquerias unisex, como la de Eloy. La ferretería era un lugar donde todos llegaban independientemente de su condición social. La más famosa de Iquique, sin duda, Las Dos Estrellas. En sus ventanas para el 21 de mayo, se observaba todo un despliegue de imágenes alusivas al combate naval.

Siempre estaba llena, además no había número para ordenar la atención. Buscamos con la mirada a quien nos atendiera. Dos de ellos amigos, el chino Jorge Wong y Jorge Lozán. Más arriba la ferretería El Serrucho, competía con la primera. Por Tarapacá y pasado Vivar, El Tigre. Tenía una propaganda emitida por radio Lynch: "Cuando el tigre ruge, bajan los precios". Un maestro comentaba que nunca el felino dijo ni pío. Por la calle Vivar estaban los Lonza, con don Tonko, fanático del Remache y amable como él solo sabe serlo. De esas clásicas ferreterías, los Lonza, al igual que Mangini, continúan con la tradición ferretera.Las compras debían ser precisas. Las dimensiones del clavo exactas. La lija de madera o de fierro y además tenían un número. Ni que hablar de los tornillos. Las Dos Estrellas tenía además compromiso con la ciudad. En un campeonato de verano nos financió vestimentas y La Cruz, se presentó con el nombre de esa tienda legendaria que hoy es una farmacia.Las Dos Estrellas tenía un inmenso mesón formado en tres alas. En el centro se ubicaban cubre piso, felpudos, chanchos, rollos de hule, tevinil y de un cuanto hay. Detrás de los mesones, cajones que al abrirse mostraban tesoros: clavos de todos los tamaños, brochas, pinceles, enchufes, ampolletas.

Iquique tenía el tamaño suficiente para que todos nos conociéramos. Esas ferreterías daban abasto no sólo para comprar sino que además para hacer vida social. La única mujer que trabajaba en Las Dos Estrellas, era la cajera, una señora seria y eficiente que casi nunca te miraba a los ojos.

"Por la calle Vivar estaban los Lonza, con don Tonko, fanático del Remache y amable como él solo sabe serlo".

Bernardo Guerrero Jiménez,, sociólogo UNAP

Es llamativo que en cada sector los cuidados por el Covid sean diferentes. En un edificio, por ejemplo, cada residente usa mascarilla en lugares públicos, mientras que en otros pareciera que ya se acabó la pandemia.

Temperaturas y encierro

Este verano no solo hay que lidiar con las acostumbradas temperaturas de Iquique, sino también hay que enfrentar el encierro que ha significado la cuarentena. Lamentablemente cuando se avanzó a fase 2 e incluso a fase 3, muy pocos ayudaron a seguir avanzando.

Migración

El gobierno anunció un plan de control en la frontera de Colchane para supuestamente reducirla. El INDH, sin embargo, es claro en que el aumento de control, las zanjas o muros de nada ayudan ante un fenómeno social. Seamos más creativos y no copiemos ideas fallidas.