Un año de incertidumbre
Hace exactamente un año, el 3 de marzo de 2020 y a través de una conferencia de prensa liderada por el entonces ministro de Salud, Jaime Mañalich, se confirmó el primer caso de Covid-19 en el país. En la oportunidad, se informó que se trataba de una persona con antecedente de viaje durante un mes por distintos países del sudeste asiático, particularmente en Singapur.
Desde ese momento, el brote de la pandemia comenzó su avance en el territorio nacional y a las pocas semanas prácticamente todas las regiones del país comenzaron a confirmar la existencia de contagios. La última en registrar un caso de SARS-CoV-2 fue precisamente Tarapacá, la que se mantuvo libre de la enfermedad hasta el domingo 22 de marzo.
Pese a que desde el Gobierno comenzaron a trabajar bastante tiempo antes, poco a poco se fueron implementando medidas sanitarias destinadas a evitar el avance de la enfermedad, todo en medio de una inmensa incertidumbre de la población, incluso de médicos y funcionarios de la salud, quienes recién comenzaban a comprender los alcances y la forma de tratar a los pacientes.
Además de los efectos sanitarios que ha provocado el coronavirus en Chile -con más de 832.512 infectados, 20.684 fallecidos hasta ayer y un enorme estrés para el personal de salud que día y noche siguen luchando por mantener con vida a los pacientes críticos- las consecuencias sociales y económicas han sido devastadoras. Sin duda y pese a todos los avances científicos alcanzados hasta el siglo 21, el virus modificó la mayoría de nuestras actividades cotidianas y hasta la forma de relacionarnos.
La vida durante estos 12 meses no ha sido nada fácil y nadie ha logrado mantenerse ajeno a una crisis que todavía no termina y que abriga esperanzas en el avance de la vacunación y la mantención de las medidas preventivas como única fórmula de hacer frente a esta verdadera catástrofe mundial.
Repentinamente recordamos la fragilidad del ser humano y la necesidad de trabajar mancomunadamente para combatir una amenaza que nos sigue manteniendo en vilo. El mundo, el país de mañana, no será el mismo, pero será clave que todos sumemos para que luego de la crisis sea al menos poco mejor.
"La vida durante estos 12 meses no ha sido nada fácil y nadie ha logrado mantenerse ajeno a una crisis que todavía no termina".