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estos cargos, compitiendo y sometiéndonos a campañas y al escrutinio electoral, y llegamos con votaciones muy altas a ocupar estos cargos, posteriormente somos relegadas en el ejercicio de estos cargos; como se ha visto. Hicimos una galería a propósito del 8M e imagínese que desde el año 1949, cuando logramos el derecho a voto y que se ejerció varios años después, solo hay 11 senadoras en la historia. Ahora somos 12 con la senadora (Loreto) Carvajal (quien reemplazó a Felipe Harboe, quien renunció para postular como constituyente), pero ha sido muy lento el camino de llegar a tener presencia y visibilidad en estos espacios de toma de decisiones políticas. Y mucho más complejo aún llegar a la conducción de las mesas. Creo que ha ido cambiando al interior la mentalidad de los propios colegas varones y de las bancadas de tomar conciencia y de tomar la decisión de reconocer la capacidad que tenemos las mujeres de la conducción política en estos espacios.

-¿Cómo definiría la relación que hubo con el Ejecutivo durante su gestión?

-Fue bastante tensa, como es bastante público. Fundamentalmente, por ser un período complejo donde el debate se hizo tenso por la rapidez, la inmediatez que se requería de la toma de decisiones en materia legislativa, en materias complejas que marcaban un camino de cómo abordar la crisis sanitaria, económica y social; por cierto, desde las visiones distintas de oposición y gobierno. Se hizo tenso por la búsqueda de la oposición de instalar una línea de respuesta al desempleo de las madres trabajadoras que requerían un respaldo y un resultado desde la ley y las políticas públicas que las apoyaran para permanecer con sus hijos y no perder el empleo, extender el posnatal que era una gran materia de controversia.

También hubo complicaciones con la renta básica de emergencia, a la que el gobierno nunca accedió, optando por un camino de cuentagotas con el IFE 1 e IFE 2. Muchas materias fueron controvertidas, pero dentro de una exigencia de tiempo dado que las respuestas tenían que ser rápidas. Entonces, ahí hubo una tensión entre hacernos cargos de esa exigencia y por otro lado las esmirriadas facultades constitucionales del Congreso. El gobierno hizo ver esto al llevar muchas iniciativas parlamentarias al Tribunal Constitucional, ejerciendo sus facultades de vetar no solo iniciativas parlamentarias, sino además proyectos de ley votados, discutidos democráticamente, despachados por el Congreso. Por otro lado, ha hecho un ejercicio bastante extremo con las urgencias.

En ese sentido hemos tenido tensión, por cierto, porque realmente el hiperpresidencialismo permite este exceso de avances sobre la autonomía de otro poder el Estado. Por eso yo he señalado que es muy importante que el proceso constituyente que ya se avecina se haga cargo de debatir y redefinir el sistema político que existe, hiperpresidencialista, y que debilita las facultades y legitimidad de otro poder del Estado que es el Parlamento.

-¿Cuál sería el punto de equilibrio? En algunos momentos incluso se indicó que había un parlamentarismo de facto.

-En una relación de respeto y resguardo de la autonomía entre los poderes. Tiene que haber un equilibrio donde, por cierto, por un lado el Ejecutivo debe gobernar, pero también el Parlamento debe hacerse cargo de las demandas populares. En ese sentido, se debe permitir que muchos temas que se encuentran en el margen de la constitucionalidad puedan ser revisados.

-El Parlamento no repunta en su imagen. ¿Qué se puede hacer al respecto?

-La mala imagen se ha ido construyendo desde distintas vertientes. Una es la que acabo de señalar, que nos sometemos al escrutinio popular cuando pedimos el voto, cuando estamos en campaña, para ser electos. Por cierto, ahí se deposita confianza y uno debe responder a eso. Pero en muchas oportunidades hay una gran cantidad de compromisos que no podemos cumplir por estas limitaciones. Y lo otro son responsabilidades individuales de gran cantidad de parlamentarios que han incurrido en situaciones que ameritan el descrédito. Este conflicto que hay entre política y dinero y esos visos de corrupción también es otra vertiente que ha llevado a esta mala imagen institucional.