Hicieron la práctica en tiempos de COVID: "Nadie se lo esperaba"
Estudiantes de carreras de salud que realizaron sus internados en plena pandemia contaron sus vivencias.
Una experiencia que no estaba en sus planes, pero que les sirvió para crecer profesionalmente pese a todavía ser estudiantes, han vivido los practicantes de las carreras de salud durante la pandemia, realizando internados en distintos centros asistenciales.
Camila Salcedo, de 33 años, estudió Enfermería en la Universidad Santo Tomás, sede Iquique, e inició su internado en marzo de 2020 en la Clínica Tarapacá, cuando se registró el primer contagio de COVID-19 en la región.
Cuenta que en esas fechas los estudiantes ya tenían destinados sus campos clínicos, pero todos estos se suspendieron a raíz de la crisis sanitaria. No obstante, ella alcanzó.
"Los turnos fueron de 24 horas. Entraba a las 8 de la mañana y salía a las 8 del otro día. Al principio eran de 12 horas. Yo estaba en mi primer turno de noche cuando se decretó el primer caso en Iquique, el 22 de marzo. Lo bueno fue que pudimos terminar, pero siempre estuvo el miedo de que se suspendiera todo. Al final de mi internado empezamos a recibir pacientes complicados del hospital y no había recursos humanos", contó.
Entró a Enfermería en 2013 tras llegar de Concepción y luego de estudiar el técnico: "Tener esta experiencia como alumno te hace vivir el mismo cansancio que alguien profesional. Y debemos cumplir también con las obligaciones universitarias".
El internado lo hizo de marzo a mayo de 2020: "A todos nos daba miedo contagiarnos en ese momento, porque era una enfermedad nueva, pero se nos entregaron todos los elementos de protección. Uno no está preparado para estas cosas, menos como alumnos. En mi vida me imaginé haciendo la práctica profesional en pandemia. Creo que nadie se lo esperaba, pero es enriquecedor".
En agosto dio su examen de título y desde enero que trabaja en la Secretaría Regional Ministerial de Salud como apoyo a la inmunización contra la influenza y el COVID.
Crisis migratoria
El estudiante de Kinesiología de la misma casa de estudios, Bastián Tobar, de 27 años, inició sus estudios en 2013 y enfrentó su internado en el consultorio de Huara, donde tuvo que presenciar la crisis migratoria en octubre, realizando testeos PCR.
"La capacitación para el PCR fue de los mismos kinesiólogos del centro de salud familiar. Probamos entre los mismos internos, después los funcionarios nos hicieron las correcciones y pasamos en unos días a tomar muestras, porque ya estábamos correctamente instruidos. Debíamos ir a los campamentos a apoyar la toma a los migrantes", comentó.
Nunca esperó realizar su práctica en pandemia, pues esperaba hacerla en el Instituto Teletón gracias a un convenio con la universidad, pero dijo que la clave ante la crisis sanitaria fue la adaptación.
Albergue y uci
Natasja Garrido, de 24 años, entró en 2016 a estudiar Enfermería en la Universidad de Tarapacá, sede Iquique. A diferencia de otros alumnos, no logró hacer su internado, pues la universidad los suspendió en 2020. No obstante, logró trabajar como estudiante en el albergue sanitario de la Escuela Paula Jaraquemada y luego en la UCI del hospital, para así adquirir experiencia.
"Esto nos ayudó mucho, siendo profesionales, pero aún sin el título. Cuando me llegue el título creo que sabré mucho más de lo que sabía en lo teórico, porque nuestras clases fueron online", dijo.
Laboratorio
Una situación similar vivió Manuel Álamos de 31 años, quien entró en 2013 a estudiar Tecnología Médica en la UST. También se les prohibió la entrada a los campos clínicos, por lo que tomó la opción de trabajar como estudiante en el laboratorio de biología molecular Wintata, a cargo de la Universidad Arturo Prat. Ahí compartió con bioquímicos y tecnólogos médicos titulados.
"Aprovechamos la posibilidad de trabajar apoyando el procesamiento de muestras PCR. La experiencia fue preocupante en un inicio porque uno no sabía a lo que se estaba enfrentando, pero con el tiempo fue algo normal. También se aprendió mucho con los distintos proveedores, porque estábamos sometidos al stock de insumos para procesar las muestras y nos enviaban kits coreanos, chinos y estadounidenses".
En el laboratorio estuvo de junio a diciembre: "Tuve la experiencia de convivir con gente cansada, muy estresada. No había personas disponibles para enseñar y como estudiante me acercaba a los profes a preguntarles qué hacían".