Fue en Estados Unidos donde por primera vez se decretó el 15 de marzo de 1962 como el Día de los Derechos del Consumidor. Y lo que en un principio fue una fecha que solo se conmemoraba en este país, pasaría posteriormente a ser un hito de carácter internacional. En el año 1983 comenzó ya a celebrarse en distintos puntos del planeta y en 1985 la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó las directrices para la protección de los consumidores.

Dadas sus características, la sociedad actual se relaciona con una "sociedad de consumo". Esto se debe a la constante adquisición de bienes y servicios que generan no solo dinámicas económicas, sino que también sociales y hasta ambientales y sanitarias.

Es por eso que esta fecha celebrada el lunes pasado reconoce la importante defensa de los derechos de los consumidores, como un indicador clave de progreso social y económico.

En otras palabras, el consumo debe estar en función de las necesidades de las personas y también pensando en su bienestar futuro.

Es por eso que este año el Día Mundial de los Derechos del Consumidor se concentró en la lucha y promoción de un consumo sostenible y racional. En este sentido, las personas adquieren un lugar protagónico a la hora de fomentar un consumo responsable.

Este año, por ejemplo, se ha puesto de relieve la importancia de promover un consumo que ayude a la sustentabilidad del planeta, poniendo especial énfasis en ir dejando atrás el uso del plástico. De hecho, entre los derechos de los consumidores está el de vivir y disfrutar de un medio ambiente más saludable y sustentable.

La información y la protección también son derechos permanentes para los consumidores, básicos para poder ir avanzando en otras prerrogativas, cada vez más universales.

Mientras, derechos como a ser consumidores informados, poder ser compensados, escuchados, derecho a poder elegir, a cubrir necesidades básicas, a la seguridad, a acceder a servicios competitivos, entre otros, hoy están más vigentes que nunca, especialmente durante esta pandemia. Y el objetivo es que no se pierdan.

"En nuestra sociedad, el consumo debe estar en función de las necesidades de las personas y de cubrir sus necesidades".

Nuestros sobrenombres tienen un sello multicultural impresionante: cholos, indios, gringos, turcos, chinos, bachichas, negros y tantos otros. Todos habitaron el generoso plano urbano que iba desde el puerto hasta Cavancha. Cientos de oficios diversos, calles de tierra, carretones y unos pocos autos, pero el fin de semana se encontraban todos en la cancha.

El gringo Wood alternaba con el "Pulpo" Vistoso. Y así en los otros deportes. El "indio" Ledesma defendía la celeste con el "Pájaro" Bontá. El gringo Andro Mitrovic y su hermano Tonko, se las batían con los orientales del Chung Hwa como el "Conejo" Miranda junto al gigante, ese otro gringo Juan Ostoic. Juan Sciaraffia hacía paredes impresionantes con Luis Villalobos. En cada barrio, en un cerrar de ojos, se fundaba un club deportivo. A la hora de comprar los implementos deportivos los hermanos Sacco se ponían. Ni que hablar de los kinesiólogos del pueblo, el "Dr". Lucero, componedor de huesos, masajista.

Escribo pensando en nuestros negros queridos: el Negro Albadiz, el Negro Díaz, el Negro Pardo, el Negro Blanco, el negro Valdelomar, el flaco Torres, el Negro Hume, el Negro Riquelme. Lo mismo con nuestros indios: el indio Camacho, el indio Vodnizza, el indio Salva, el Indio Huiro. Ni que decir de los cholos: el Cholo J.J. Oré, el Cholo Trincado. Y si de chinos hablamos, Fidel Dávila, Ociel Rodríguez, Vladimir Lafertee, el profe Lam, padre.

Son nuestros, por que somos de los mismos. Indios, cholos y negros con todas las variantes del caso, habitan nuestra inmensa geografía de las pieles. Hay que adicionar, además, a chinos, gringos, gitanos y nuestros queridos turcos, los de la esquina. A los no tan negros, le decimos morenos, como mi querido "Chocolito" González del Norteamérica. El sobrenombre pesaba más que el nombre pensado nueve meses antes.

Los nombrados son pocos al lado de los miles que faltan. Sin embargo, la idea es subrayar cómo en esta ciudad cabíamos todos e Iquique era como una inmensa cancha, una piscina, un diamante que se ponía en movimiento tras una pelota, no importara del tamaño que fuera.

"La idea es subrayar cómo en esta ciudad cabíamos todos e Iquique era como una inmensa cancha".

Bernardo Guerrero JIménez, Sociólogo Unap

El colapso de la UCI en Iquique, en que ya no quedan camas, es un motivo más que suficiente para que quienes aún no le toman el peso a la pandemia, empiecen a comportarse responsablemente.

Riesgos

El incendio que consumió 11 inmuebles en Juan Martínez, es un reflejo de la vulnerabilidad de varios sectores de Iquique respecto a emergencias como la de ayer, por el material de las viviendas. Es un problema que debe ser revisado para evitar desgracias como ésta.

Feria

La feria itinerante es un desafío mayor respecto al cumplimiento de las medidas sanitarias. La estrategia de fiscalización debe mejorar y el autocuidado también. La respondabilidad parte por uno y sobre todo en un escenario complejo como el que estamos viviendo.