En medio de las restricciones dados los alcances de la pandemia, las autoridades extendieron el horario para poder realizar actividades físicas sin necesidad de permisos los fines de semana de 6 a 9 de la mañana. Durante la semana, aún en cuarentena, el horario es de 7:00 a 8:30 horas.

Sin duda que se agradece que en medio de las restricciones que se han establecido para evitar la propagación del virus, existan espacios determinados y con algo mayor de libertad para que la comunidad en general pueda realizar actividades deportivas y así hacer frente a la otra pandemia: la del sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo.

Sin embargo, también se debe analizar qué tan efectivas pueden ser estas medidas y condiciones, respecto a qué tanto se adaptan a las necesidades de la población y si finalmente serán capaces no solo de ayudar a mantener de cierta manera las actividades de personas que ya hacían deportes, sino que también de promoverlas entre quienes en los últimos meses han sufrido los efectos de un sedentarismo instalado por esta pandemia y sus efectos.

Por ejemplo, los horarios que en este momento existen para realizar deportes durante la semana son prohibitivos para millones de estudiantes y trabajadores que en ese horario están desplazándose a sus lugares de estudio o trabajo, o ya se encuentran realizando estas actividades.

Las personas tampoco se pueden desplazar a lugares aptos para hacer deportes en vehículos. ¿Tienen posibilidades estas personas, por ejemplo de encontrar espacios, aceras, parques, u otros lugares en los que existan, como mínimo, las simples condiciones para realizar actividades físicas de manera limpia, segura y protegida?

Sin duda que es un enorme desafío el poder compatibilizar la lucha contra estas dos pandemias, la del coronavirus y la que tiene que ver con el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad. Es urgente revisar que más se puede hacer para no sólo dar más posibilidades de hacer deportes, sino que también incentivar la lucha contra el sedentarismo en medio de restricciones o cuarentenas.

"Las personas tampoco se pueden desplazar a lugares aptos para hacer deportes en vehículos".

Han llegado los días que con razón llamamos, Santos, ya que en ellos vamos a recordar con asombro y emoción el amor de Dios, que se ha hecho patente en la entrega generosa que Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, hizo de su vida por nosotros, y por nuestra salvación, en el altar de la cruz.

Jesús ya lo había dicho: "no hay amor más grande que dar la vida por los amigos", hoy, en medio de la enfermedad que sufrimos, nos hace bien sentirnos amados, que valemos a los ojos de Dios, que no estamos solos; hoy cuando a veces tan fácilmente hablamos del amor, nos hace muy bien mirar a Jesús y darnos cuenta que el amor verdadero es entrega, perseverancia, constancia y no está exento del dolor y la contradicción.

Les invito a que vivamos estos días con especial recogimiento. El estar en casa porque hemos de cuidarnos, nos ayude a no dispersarnos en diferentes entretenciones sino, los que nos decimos cristianos, podamos seguir las celebraciones por los medios de comunicación, que la familia pueda rezar unida, que los símbolos religiosos que tenemos junto a nosotros nos recuerden que no estamos solos, que Dios siempre nos acompaña y que en estos momentos de dolor no nos deja y nos invita a mantener la esperanza, Él que murió resucitó y nos enseña así que ni el mal ni la muerte tiene la última palabra. Vivamos estos días, no con un sentimentalismo vago sino con asombro, sí, con asombro, miremos y escuchemos a Jesús y descubramos el amor de Dios por nosotros, aprendamos como Él a entregarnos por el bien de los demás, aprendamos a derrotar el mal con el bien, a perdonar, a no desesperarnos en medio del dolor y las dificultades sino saber confiar en Dios y en la bondad de los hermanos, a saber preocuparnos de los demás y a saber consolar a quienes necesitan de nuestra cercanía, a no desconfiar de que Dios el Padre vela por sus hijos. Nos hará bien contemplar a Dios compartiendo y asumiendo el dolor de la humanidad.

Que en Semana Santa podamos trabajar nuestra fe, que en la solemnidad de la Pascua nos veamos renovados y confortados para seguir en la lucha por vencer el mal y la pandemia que nos acecha.

Sea la Semana Santa un tiempo de reflexión, de oración, de volver a Dios, de no dudar de su amor.

"Nos hará bien contemplar a Dios compartiendo y asumiendo el dolor de la humanidad".

Guillermo Vera,, obispo de Iquique

Algunos están pidiendo la suspensión de las elecciones por temas sanitarios, sin embargo, también dicen que las restricciones están cruzando la línea de las libertades básicas. Hay que tener equilibrio.

No fue tan terrible

Aunque muchos criticaron la medida, al parecer no fue tan terrible el hecho de no tener permisos para salir de compras el fin de semana. Cuando partió la pandemia muchos pedían más restricciones, ahora cuando hay más casos, los mismos critican que es demasiado.

Promesas utópicas

La mayoría de los candidatos constituyentes ofrecen dentro de su propaganda promesas utópicas, como las de terminar con las desigualdades y la pobreza. Si bien es difícil, es importante informarse antes de ir a votar para que después no hayan nuevas desilusiones.