OPINIÓN
La salud mental como un factor de cambio
El informe desarrollado por la consultora internacional Ipsos para el Foro Económico Mundial "Un año del Covid-19", expuso que Chile solo es superado por Turquía (61%) respecto al deterioro que ha impactado a la salud mental de las personas, indicando que el 56% de la población chilena ha empeorado su sensación de bienestar y salud mental. Cifra alarmante, pero al mismo tiempo esclarecedora.
No olvidemos que Chile arrastra cifras importantes en tasas de depresión y, por consiguiente, la pandemia y las cuarentenas no han sido reconfortantes. El deterioro en salud mental se ha visto determinado por el aumento del estrés, la ansiedad y trastornos del ánimo, desarrollándose una nueva pandemia que debe ser intervenida a tiempo y que permita restaurar las grietas que el virus ha dejado entre nosotros.
Si bien el confinamiento ha resultado ser la mejor práctica para evitar la propagación de la pandemia, también ha sido motivo de reconfiguración del andamiaje con el que cada persona contaba para sustentar su bienestar, dificultando el proceso de autorregulación emocional frente a una crisis o dificultad cotidiana y, por lo tanto, hemos tenido que establecer nuevos métodos y formas para sentirnos mejor.
Sin embargo, hoy las personas somos más conscientes de nuestros estados internos, aceptamos la fragilidad y la vulnerabilidad como parte de nuestra individualidad. Esto ha permitido desmitificar que la psicoterapia es el último recurso, sino más bien el primero y uno de los más importantes, dando cuenta que buscar ayuda se ha normalizado y se entiende que todos podemos enfermar o sentirnos mal.
Entonces, ¿cuándo es el momento de buscar ayuda? Algunas de las banderas rojas que pueden ser tomadas en cuenta para decidir sobre iniciar un proceso de acompañamiento, es cuando las ideas o pensamientos resultan desagradables y nos cuesta trabajo poder controlarlos. Además, si somos invadidos por sentimientos de desmotivación, soledad o baja autovalía. También cuando se desea fortalecer o mejorar las relaciones interpersonales, o bien por sintomatología asociada al estrés, como la dificultad para conciliar el sueño o dolores corporales. Identificar estos síntomas, reconocerlos como propios y buscar ayuda, es el inicio de una transformación positiva que permita fortalecer a cada persona y, por lo tanto, construir sociedades mayormente sanas.
"Hemos tenido que establecer nuevos métodos y formas para sentirnos mejor".
Piera Lusso Gatica, Psicóloga