Cumplirá 17 años de cárcel por matar a compañero
El acusado y la víctima eran parte de una banda dedicada a quitadas de drogas a narcos.
Ala pena efectiva de 17 años de presidio por el delito de homicidio calificado fue condenado Darwin Cuero Sinisterra, luego que la Fiscalía de Iquique lograra acreditar en el juicio oral, que el acusado preparó y participó de la muerte de la víctima Carlos Rozas Cortés, quien era un compañero de delitos y con quien había tenido problemas ligados al narcotráfico.
El asesinato se registró a fines de mayo del 2017 en la esquina de calle Lincoyán con Hernán Fuenzalida, en Iquique.
Francisco Almazán, fiscal del caso, refirió que "si bien el acusado dio varias versiones descartando su participación en la muerte, lo cierto es que la investigación desarrollada con el OS9 de Carabineros y Labocar permitió que el tribunal se formara la convicción de que fue el propio sindicado que convocó a la víctima hasta su domicilio solicitándole ayuda para una supuesta mudanza, y que junto a otro sujeto lo esperaron en una intersección cercana al interior de un vehículo".
Almazán detalló que "cuando la víctima llegó al lugar en su auto, el otro sujeto se bajó del vehículo y le disparó directamente en seis oportunidades".
El persecutor agregó que para acreditar la participación del acusado, apodado "Satán", fue fundamental el testimonio de varios testigos protegidos, algunos de los cuales estuvieron presentes al momento de los hechos y otros que conocían a la víctima, apodada "Ñaja", y también al acusado, confirmando que ambos formaban parte de una banda que se dedicaba a la quitadas de droga a otros traficantes y que previo a este homicidio, habían tenido problemas por la repartición de un dinero.
Además, estos testigos indicaron a la policía de haber visto al acusado ese día manejando un vehículo Honda Fit gris, que fue encontrado posteriormente abandonado en la calle y fue periciado por Labocar, hallando en el volante y en la palanca de cambio células epiteliales que correspondían a Darwin Cuero.
De igual forma en julio de ese mismo año, el acusado fue detenido portando un revolver marca Jaguar, calibre .38, que se confirmó que fue usado en la muerte de Carlos Rozas. También en el análisis del teléfono celular de la víctima se encontraron las llamadas y mensajes del acusado en que le solicitaba que fuera a ayudarlo con una mudanza.
Con todas esas pruebas el tribunal dio por acreditada la participación del acusado en el homicidio de la víctima y concordó con la Fiscalía que se trataba de un homicidio calificado por premeditación, ya que se ideó un plan y se reunieron los medios para ejecutarlo de tal forma, que la víctima llegase al lugar de los hechos de manera desprevenida.