"No se debe perder el ambiente de 21 de Mayo por la pandemia"
Eduardo Matus fue parte de la expedición histórica que en 1979 recorrió los restos de la Esmeralda.
Eduardo Matus Olivares tuvo el privilegio, hace 42 años, de conocer la Corbeta Esmeralda, sumergida en la rada, en el marco del centenario del Combate Naval de Iquique.
Hoy radicado en la capital regional, extraña - por la pandemia- el fervor y esa difusión de las Glorias Navales que vio en su niñez y juventud. "Ya son dos años que no hay una celebración del Combate Naval de Iquique. Estoy seguro que las posibilidades de hacer esa celebración como solía hacerse, son reducidas y casi nulas. El que no se pueda juntar gente va a coartar cosas que eran importantes para los iquiqueños, como es celebrar el 21 de Mayo, pero no hay otra forma", dijo Matus.
Comentó que la autoridad debe aprovechar este momento para tratar de rescatar la celebración natural del iquiqueño el 21 de Mayo y las personas que se han ido sumando a la ciudad, resaltar los valores porque es muy importante".
Su recuerdo de juventud radica en las bandas y la ornamentación de Iquique, pero en especial en las goletas pesqueras que se sumaban a los actos oficiales del día 21 y que después llevaban a muchos iquiqueños hasta la Boya, en un ambiente festivo que debió postergarse a causa de la pandemia y hasta que existan mejores condiciones sanitarias y se terminen los contagios.
El experimentado buzo de 66 años, quien incluso ha trabajado en la zona austral del país, optó por radicarse en Tarapacá, región que no dejó de visitar año tras año.
Matus revela que algunos de sus tesoros son el documento que lo certifica como parte de la expedición que en 1979 bajó por segunda vez hasta la corbeta en la rada, donde grabaron en 16 milímetros los restos de la nave de Prat "e incluso hicimos las mediciones e imágenes que después se han usado para hacer maquetas de la Esmeralda en el fondo del mar".
Uno de los aspectos que destacó de aquella expedición, en la que trabajó cerca de tres meses y que fue dirigida por el investigador Alfredo Cea, del Centro de Investigaciones Submarinas de Coquimbo, "fue que el último día, cuando bajamos solo con cámaras fotográficas, el mar estaba con una claridad impresionante que nos llevó a ver todo el barco, sentimos una gran emoción".
Fue esta expedición la que permitió medir los espolonazos que la nave recibió del monitor Huáscar, así como de los cañonazos, además de la manga (ancho ) y eslora (largo) de la corbeta comandada por Arturo Prat.
Tres años antes, en 1976, el mismo investigador realizó una inspección de la corbeta, corroborando su ubicación y estado, para posteriormente hacer un estudio más avanzado.
Matus destaca que lo que se presentó en un documental en 1980, solo corresponde a imágenes de una parte ínfima de lo que se grabó de la nave chilena, material que posteriormente quedó a disposición de la Armada en un formato de cine.
Para el buzo profesional, la Esmeralda debe seguir en el fondo de la rada. "Debe seguir ahí, no soy partidario de sacarla, pues son muchos los recursos que eso implicaría, sino que soy partidario de preservarla y dejarla como parte de la historia del país y en especial de Iquique".
42 años se cumplieron de la expedición que en 1979 documentó en detalle la Esmeralda.