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que están trabajando en nuestros programas. Lo que se juega en esta elección es el futuro versus el pasado, es la nueva política versus la política tradicional y qué candidato es realmente capaz de tender puentes con otros actores para generar acuerdos.
-Si gana la primaria, tiene al frente a varios posibles candidatos. ¿Prefiere enfrentarse a Jadue o a Boric, a Narváez o, eventualmente, Provoste?
-Será la ciudadanía quien decida a quién nos enfrentaremos en la presidencial. El nuevo ciclo exige que quien encabece el país tenga liderazgo, convicciones y, sobre todo, capacidad de diálogo y de convocar. La pregunta es: ¿quién de los candidatos tiene mayor capacidad y credibilidad para generar esos puentes y esa capacidad de convocar a nuevos actores, como nosotros ya lo hemos estado haciendo?
-¿Cuáles serían sus primeras acciones en un eventual gobierno?
-En lo inmediato, la prioridad uno, dos, tres y cuatro, son las pegas, el trabajo: sé cómo hacerlo y para ello tengo un plan para recuperarlas. En segundo lugar tenemos que hacernos cargo de las fisuras de la pandemia, el drama de millones de chicos que han perdido su año escolar, la salud y reconstruir las pensiones. Aparte de eso, nuestras primeras acciones, pensando en los años que siguen, serán invertir en educación para aspirar a una educación pública mejor que la privada, reformar la salud a través de un plan único que nivele hacia arriba, que ponga patines y que amplíe la libertad de elección de los chilenos, eliminando las isapres tal como las conocemos, transformar la política social estableciendo transferencias directas en dinero a los bolsillos de los trabajadores formales, para aliviar el costo de la vida de las familias, apoyar a la clase media en la adquisición de su vivienda y por último, avanzar de una vez por todas en la descentralización para Chile y tenemos un plan ambicioso para esto.
-Vamos por partes: ¿cómo es su propuesta de que ningún trabajador formal ganará menos de 400 mil pesos?
-Aliviar el costo de la vida es un eje principal de mi programa para que las familias tengan la seguridad y los recursos suficientes para llegar a fin de mes, un desafío, aún mayor en períodos de crisis, producto de sueldos bajos e inestabilidad laboral. Con esta propuesta aumentaremos los ingresos de los trabajadores formales con transferencias de dinero directas a las familias, premiando en todo momento el trabajo formal, a través de una Renta Mínima Garantizada que asegure que ningún trabajador formal en mi gobierno reciba menos de 400.000 pesos líquidos al mes. Esta medida se enmarca en el eje del costo de la vida y se complementa con otras tres medidas adicionales: rebaja del transporte público a la mitad en todo Chile, un programa masivo para rebajar el pie de créditos hipotecarios para clase y media y un crédito solidario estatal para pagar deuda de hogares. Estas cuatro medidas permitirán a una familia que tiene ingresos mensuales de 1 millón de pesos, aumentarlos en 260.000 pesos, un aumento del 26% en su ingreso disponible.
-¿Cree que fue mezquino con el Ingreso Familiar de Emergencia cuando fue ministro y qué le parece el actual?
-La pandemia se ha prolongado por más de un año, mucho más allá de lo que todos pensaban. Mi voluntad siempre ha sido de acuerdos y es por eso que las ayudas que definimos en su minuto, hace un año, para ese momento, se basaban en un acuerdo con los actores políticos de gobierno y oposición y los economistas del Colegio Médico, un acuerdo que me tocó impulsar y que llevó el IFE a 100.000 pesos, a más de 4 de cada 10 chilenos en ese entonces, y que también generó ayuda para casi 2 millones de personas de la clase media. Es cierto que Chile ha sido el país que más ayuda ha dado, pero también es cierto que siempre será insuficiente debido a la magnitud de la crisis.
He estado en terreno y, además de las ayudas, las personas me transmiten su incertidumbre sobre el futuro. Es fundamental entregar seguridades, particularmente en materia de recuperar las pegas, el ingreso permanente, su principal preocupación. Yo sé cómo hacerlo.
-También ha comenzado a realizar encuentros abiertos mediante Zoom en regiones sobre su propuesta de descentralización. ¿En qué consisten esos encuentros y las bases de su propuesta?
-Estamos contándoles a todas las regiones, a través de zoom abiertos, nuestro plan de descentralización. Descuénteme lo que voy a decir por lo que quiera, porque es cierto que se habla de descentralización cada cuatro años y después no pasa nada, pero para nosotros es un elemento intransable. Las regiones se sienten abandonadas por el excesivo centralismo. El territorio es diverso y las necesidades sociales y oportunidades de desarrollo también. Pensemos, por ejemplo, en el turismo, una prioridad en nuestro programa donde las oportunidades son regionales y lo que las regiones requieren es apoyo en materia de conectividad física y digital para el emprendimiento.
En el plano económico, nuestro plan plantea rebajar el impuesto efectivo de empresas que se instalen en regiones y establecer una amortización permanente de activos intangibles para fomentar la instalación de empresas de la nueva economía en regiones. Segundo, nunca más una patente de una empresa que funcione en regiones se pagará en Santiago. Tercero, una parte del impuesto de primera categoría de las empresas será manejado por las regiones y también incentivaremos que una parte de la mano de obra de empresas que se instalen en regiones, sea local.