"Estuvimos al borde del colapso, el agua nos llegó hasta el cuello"
El propietario del Neptuno relató lo complejo que ha sido la pandemia para el sector turístico y cómo, después de una compleja enfermedad, tomó el mando de un golpeado gremio gastronómico.
Ha pasado cerca de un año y cuatro meses desde que el Gobierno anunció el cierre los restoranes, bares y cafés producto la pandemia. Periodo de tiempo que llenó de complejidades e incertidumbre a empresarios del rubro gastronómico de la región y del país, quienes debieron cerrar sus locales y comenzar a ingeniárselas para no quebrar y seguir manteniendo su economía, aunque sea a un cuarto de máquina.
Así lo relata Mario González, propietario por más de 21 años del restaurant Neptuno y presidente de la Asociación Gastronómica de Tarapacá (Agata), quien debió asumir la presidencia del gremio en un momento complejo, tanto para rubro, pero también para su salud, aunque asegura que ambos van en franca recuperación.
¿Cómo ha visto el repunte económico del sector gastronómico y turístico durante estas semanas?
Por su puesto que es positivo porque coincidió con las vacaciones de los escolares, entonces la afluencia de público y de turistas nacionales ha sido bastante considerable, por lo tanto, de forma transversal nos ha ido bien. En este tiempo nos hemos visto con algunas problemáticas propias de echar a andar de nuevo la industria, porque algunas cosas han subido de precio, los fletes internacionales han subido de precio como en un 1.000%, antes un container te costaba mil, dos mil dólares, ahora cuesta doce mil, los productos nacionales también han tenido un aumento entre un 50% y un 80% de aumento.
¿Cómo hicieron para sobrevivir tanto tiempo cerrados y no quebrar?
Con mucho esfuerzo, buscando recursos por donde no habían, con la facilidad de nuestros antiguos proveedores que ya nos conocían, entonces hay algunos que te mantienen el privilegio de pagar después de los 15 días. Entonces eso nos ha beneficiado, de esa forma y usando los créditos por supuesto, los créditos nos han servido para pagar estas alzas, que no muchas veces son transmitidas al público. En un principio las hemos tenido que absorber nosotros porque no es fácil cambiar los precios de las cartas, por lo que esperamos que los precios se normalicen. Estamos esperando que se normalice también el mercado y la competencia, que todos empiecen a producir.
¿Qué tan afectado se vio el sector turístico? ¿Hubo muchos restoranes que cerraron en Iquique?
Estuvimos al borde del colapso, el agua nos llegó hasta el cuello, hasta los labios, estamos endeudados, afortunadamente ya nos están dejando trabajar porque si esto se hubiese extendido por unos seis meses más, yo creo que hubiera sido catastrófico para nuestro gremio, ya que muchos no hubieran podido solventar todas las pérdidas, porque para tener funcionando un local, te hablo por mi local, se necesitan 4 millones de pesos mensuales; en pura energía eléctrica para mantener los productos, pagamos más de un millón y medio, más el agua y en caso para la suspensión laboral a los trabajadores, hay que tener cerca de un millón 700 mil pesos o dos millones de pesos, pero mis trabajadores no tuvieron suspensión laboral, sino que estaban trabajando, así que es más del doble. Hace muy poco tu recordarás el desembolso que se tuvo que hacer, se gastaron recursos que se debieron haber guardado, respaldos que uno tiene y los préstamos que nos sirvieron para poder amortiguar este tremendo gasto. Así estamos todos, empezando a funcionar de nuevo, pero claramente que estamos todos endeudados también.
Usted estuvo bastante enfermo ¿cómo ha sido lidiar con su enfermedad y la reactivación económica de su local y el sector gastronómico?
Afortunadamente tuve la convicción. Yo tuve dos infartos al cerebro el año 2017, bueno eso es para coronar, porque antes tuve cuatro baipás coronarios, soy hipertenso, era diabético insulínico, esto porque creía que estaba disfrutando de la vida, pero entre comillas, porque me afectó a la salud, los dos accidentes vasculares me dejaron postrado, pero con ayuda de la familia, de los trabajadores, de todo un equipo kinésico; tuve que aprender a jugar con una pelota y así poquito a poco me fui rehabilitando, pero todavía estoy en rehabilitación con kinesiólogos, lucho y no he dejado de ponerle empeño en rehabilitarme, personalmente he tenido esa fuerza y me siento ya capaz de poder trabajar. Imagínate que hubo un momento en que me debían mover las piernas y estar ahora tratando de dirigir un gremio que está súper vulnerable, delicado, las susceptibilidades están a flor de piel por todas la contingencia que está pasando, entonces, asumí, pero también estoy vivo, por eso debo dar gracias a Dios, porque tengo fuerzas todavía para seguir luchando. A los trabajadores los veo como una familia y así estamos sacando esto adelante y ojalá que Dios nos bendiga y podamos seguir luchando, trabajando y seguir desarrollando nuestras vidas para continuar.
Pero se ve que tiene harta fuerza para dirigir un gremio gastronómico, que no debe ser fácil de hacer...
No ha sido fácil porque al dirigir un gremio siempre hay discrepancias y diferencias con personas y sobre todo ahora que muchos están muy afectados, por lo que hubo relaciones que hubo que moderar, entonces, concluimos que no sacamos nada con tomar ciertas acciones, si no que yo lo que encontré más lógico era conversar, buscar puntos de acuerdo por la vía diplomática y así se han dado las cosas. Afortunadamente las autoridades han escuchado nuestras demandas, nuestros dolores, hemos tenido una comunicación fluida con todas las autoridades regionales y nacionales.
¿Cuánta incertidumbre tiene de lo que ocurra a futuro?
Nosotros todos tenemos en nuestras páginas y restoranes la advertencia para que por favor la gente se vacune, que tengan su pase de movilidad porque de esa forma vamos a tener números positivos y así podremos superar la pandemia, mientras la gente no llegué a un 80% de vacunación todavía corremos el riesgo, las fronteras están abriendo un poquito ahora, pero con mucha exigencia, entendemos muy bien el paso a paso, que tiene que ser muy gradual para evitar que retrocedamos, en eso nuestro gremio se debe aplicar y se está aplicando en tener código sanitario tal cual lo exige el Ministerio de Salud, con un cumplimiento estricto.
Se dice que en Iquique se come rico ¿es así?
Por su puesto que se come rico, por nuestras tradiciones y nuestra cultura. Yo tengo una gastronomía que es tarapaqueña costera, por mi afición al mar me gusta tener los pulpos, los locos, almejas, pescados, cosas que en otras partes no se comen o no están en una carta. Me gusta mi cocina, lo veo reflejado en la cantidad de público que se acerca, no solamente a mi local, sino que a varios locales de Agata que ofrecen productos del mar y que son atractivos de esta región, entonces me enorgullece eso.