Ayer se celebró el "El Día Internacional de las Personas de Edad", una fecha que fue instaurada el 14 de diciembre de 1990 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), lo que también se replica en el territorio nacional.

No cabe duda que las personas mayores representan un grupo que ha realizado una enorme contribución al desarrollo de la humanidad en los más variados ámbitos y que muchos de ellos lo continúan haciendo. Su rol es clave, toda vez que mediante su gran experiencia logran observar los fenómenos, las situaciones, los problemas y las oportunidades desde una perspectiva amplia y por lo general muy criteriosa.

De acuerdo a los datos de la Encuesta Casen 2020, en Chile viven cerca de 4 millones de personas de 60 años y más, mientras que algunas estimaciones proyectan que para 2050 el 31% de la población total del país integrará este grupo etario, es decir, más de 6 millones de chilenos.

Esta realidad se extiende al mundo entero. Según la ONU, "durante las próximas tres décadas, se prevé que el número de personas mayores en todo el mundo se duplique, llegando a más de 1.500 millones en 2050, y el 80% de ellas vivirá en países de ingresos bajos y medianos".

En ese contexto, es indispensable ir preparando al país para que responda de manera más eficiente a sus necesidades, ya que, pese a los importantes avances alcanzados durante las últimas décadas, todavía existen brechas que parecen insalvables, sobre todo en un mundo que se vuelve cada vez más digital.

Ese fue precisamente el foco que la ONU le entregó a esta última celebración a través de la temática "Equidad digital para todas las edades", donde se evidencia la necesidad de que las personas mayores tengan un mejor acceso y participación en el mundo digital, el que ha cobrado mucho más valor luego de las restricciones generadas por la pandemia del conronavirus.

La sociedad no puede restar a los adultos mayores de este proceso, porque quienes no sean incluidos podrían sufrir incluso de exclusión social. Hoy es momento de fortalecer la educación digital de todos los grupos y generar programas estables para los mayores.

"De acuerdo a los datos de la Encuesta Casen 2020, en Chile viven cerca de 4 millones de personas de 60 años".

Transcurrida una semana del desalojo de la Plaza Brasil y la quemazón de enseres a los inmigrantes continúa el problema. Y seguirá igual. El tema deja en evidencia un mal nacional que es dejar todo para mañana. Pensando siempre que por algún milagro se arreglará. Y no.

Iquique es historia y heroísmo. Los iquiqueños desde siempre han convivido con extranjeros. En el pasado con ingleses, alemanes, japoneses, chinos, bolivianos y peruanos. A partir de la Zofri con palestinos, israelitas, indios, chinos, libaneses, pakistaníes, nepaleses, panameños, paraguayos, sauditas, etc.

Todos ellos se incorporaron al desarrollo de Iquique y Tarapacá. Nunca hubo un problema con los inmigrantes hasta que comenzó la huida, casi en forma de estampida, desde Venezuela, derivada de la dictadura de Hugo Chávez y su heredero Nicolás Maduro.

El inicio de la miseria llevó a 5,7 millones de venezolanos a escapar de su patria. Chile fue uno de los destinos preferidos, ingresando por Colchane a través de pasos no habilitados. Como resultado han ingresado 460 mil ciudadanos de esa nación, país en donde hoy el ingreso mensual alcanza apenas a los 3 dólares (2.400 pesos chilenos) como sueldo mínimo y una cubeta de huevos. A modo de referencia, los médicos ganan 5 dólares. Sin embargo, la mayoría de los medios de comunicación y, especialmente, los políticos, evitaron dialogar sobre esta realidad al referirse sobre la causa raíz de lo ocurrido el sábado pasado.

A los iquiqueños se les agotó la paciencia. La masiva marcha por las calles de la ciudad fue el corolario de numerosas quejas de los vecinos del sector de la Plaza Brasil quienes, después de más de un año, recién fueron escuchados produciéndose el desalojo de su tranquilo barrio convertido en una fuente de propagación insalubre para todos. A ello, se suma la lamentable ocurrencia de hechos delictivos protagonizados por personas vinculadas a estos grupos que se tomaron ese icónico espacio.

Hablando del accionar de las autoridades de gobierno y los políticos. Esperaron demasiado. Los primeros, porque son de grupos contrarios y rivales, y los políticos esperando que todo se solucione por sí solo, quedando bien con Dios y con el diablo. Así de claro. Así como la comunidad considera pésima sus gestiones (basada en formar mesas de trabajo) tendrán que soportar las consecuencias derivadas de la inoperancia. Lo malo es que Iquique -una ciudad para querer- pasó por su inacción, en apenas una semana, a convertirse en un punto negativo a nivel mundial.

Queda en el recuerdo un Iquique tranquilo y seguro, que siempre acogió a los inmigrantes, que junto a los chilenos engrandecieron el Norte Grande.

Bastaba un campamento organizado, coordinado con los servicios de Salud, Extranjería y las policías, con horarios de entrada y salida hasta regularizar la situación de quienes cumplían con los requisitos sanitarios definidos por la autoridad.

"Iquique es historia y heroísmo. Los iquiqueños desde siempre han convivido con extranjeros".

Dario Blanco, gerente de la Asociación de Usuarios Zofri A.G. 1

Es importante que la investigación del "Caso Luminarias" sea a fondo y logre establecer, si es que las hay, las responsabilidades. Se debe erradicar la corrupción de las instituciones o el precio será muy alto para todos.

Evitar la polarización

Son días complejos, no cabe duda, por eso es importante que las autoridades, los líderes de opinión mesuren sus discursos y eviten incrementar la polarización de ideas. Siempre es bueno el debate, pero es indispensable que se haga con altura de miras.

A cuidarse

Aunque parezca reiterativo, es necesario recordar que el país y la región todavía enfrentan la pandemia, por lo que pese al fin del estado de excepción, es indispensable cuidarse. Está bien salir y disfrutar, pero siempre hay que recordar las medidas preventivas.