La idea de que todo lo nuevo trae lo bueno, es atractiva en todo orden de cosas. En la política es un impulso seductor, donde lo nuevo parece ser el leitmotiv de cada líder a lo largo de la historia. En esencia, la política es siempre una promesa de lo que vendrá, pero en la práctica, los partidos tienden a ser organizaciones renuentes al cambio. De ahí que encontrar la semilla de la transformación en ellos es, sin duda, algo inusual.

Bajo este escenario y pensando en Chile, la renovación generacional de los cuadros políticos -a la que tanto se hace referencia estos días- no es por sí sola garantía de transformación.

La verdad es que, si es renovación lo que estamos buscando, el proceso ha sido más interesante fuera que dentro de ellos. De hecho, muchos de los nuevos actores aparecidos en los últimos diez a quince años responden en su mayoría a quienes no encontraron cabida en sus propios partidos, y optaron por un camino propio.

Esto es válido tanto para Marcos Enríquez-Ominami como para José Antonio Kast, Evopoli y el Frente Amplio. El ascenso de todos ellos responde a esa lógica, la del "outsider crítico" que, con tal de afinar su propia voz, tiene que pasar por encima del ideario sustentado por sus padres y abuelos políticos. El punto es que, si bien cada uno de estos nuevos actores se han validado vía "promesa de lo nuevo", ninguno ha apostado realmente por imponer una nueva forma de hacer política.

Haciendo eco de una antigua frase, observamos cómo aún no ha muerto lo viejo, sin que nazca lo nuevo. Cierto, durante la última década, las nuevas generaciones de políticos han encontrado en las reivindicaciones -de los movimientos feminista y medioambientalista, de la agenda LGTBI, y del reconocimiento de los pueblos originarios- un campo donde establecer sus promesas.

Sin embargo, es cosa de mirar detenidamente esa supuesta renovación, donde parecen estar más preocupados de marcar la distancia con las generaciones que los precedieron. En suma, su instalación en el universo político pasó por oponerse a la generación que fue parte de la transición a la democracia.

El problema es que ese asunto no seduce a los votantes de pie (esa mayoría silenciosa) que se encuentran a la espera de algo que no sea otra cosa más, que la promesa de que "los nuevos" no repetirán lo realizado por "los de antes", una espera como una larga madrugada donde aún no amanece.

"En esencia, la política es siempre una promesa de lo que vendrá".

Andrea Gartenlaub,, Académica Investigadora Facultad de Comunicaciones y Artes Universidad de Las Américas.

Aunque no soy iquiqueña, llevo más 15 años en esta ciudad, la que adopté con ganas de asentarme definitivamente, porque he encontrado aquí un hermoso lugar, con agradable clima y alejada del bullicio de la capital.

Por lo mismo y porque he aprendido a querer a esta ciudad, me doy cuenta que en los últimos años está muy descuidada , no solo por las autoridades, sino por todos y cada uno de quienes habitamos en ella.

Siempre se culpa a los extranjeros, sin embargo, la suciedad en las calles, los autos mal estacionados y la poca amabilidad se han tomado el día a día en una ciudad que lo tiene todo para ser un verdadero paraíso para cualquiera que disfrute del mar, el sol y su historia.

Mi sueño es que esto se pueda cambiar, que las autoridades de una vez por todas, tomen las medidas necesarias para que Iquique esté en el sitial que se merece, dejando de poner excusas para todo.

Alguien le debe poner el cascabel al gato y aplicar sanciones duras y ejemplares que nos permitan tener una ciudad ordenada , limpia y con ciudadanos responsables.

María Elena Ledezma,

profesora jubilada

Este 29 de octubre se conmemora nuevamente el Día Mundial de la Prevención del Ataque Cerebrovascular (ACV), una de las primeras causas de muerte y de discapacidad adquirida en Chile y el mundo.

Como todos los años, desde Sonepsyn nos enfocamos durante todo el mes de octubre en la educación de esta emergencia médica, apuntando a que la ciudadanía acceda a información sobre factores de riesgo, reconocimiento de síntomas y sepa cómo actuar ante un ACV, patología que, según estimaciones mundiales, sufrirá 1 de cada 4 personas en algún momento de su vida y por la que, en nuestro país, muere una persona cada hora, o sea, más de 8 mil chilenos y chilenas al año.

El Ataque Cerebrovascular también deja importantes secuelas neurológicas y motoras, impactando de forma negativa en la salud, economía y en la vida social de quien lo sufre y de su familia. En Chile, sólo 1 de cada 4 personas reconoce los síntomas, por lo que es esencial generar instancias educativas para que las personas se informen sobre los factores de riesgo, síntomas y conversen con sus cercanos sobre qué hacer ante esta emergencia médica. Esta es una patología tiempo-dependiente, lo que significa que no podemos dejarlo para mañana, ante cualquier signo se debe acudir a Urgencia lo más rápido posible, ya que cada minuto es clave.

El Ataque Cerebrovascular tiene una alta prevalencia y conlleva importantes índices de mortalidad y discapacidad, por lo que se hace imprescindible que todos juntos; el Estado, la ciudadanía, los sistemas de salud y las personas que los componen, organizaciones ciudadanas y las sociedades científicas, sigamos trabajando en el fortalecimiento de esta red, educando a la población, buscando la ampliación de la cobertura de sus tratamientos y trabajando en su descentralización, ampliando la formación de especialistas en todo Chile e innovando para llegar a los lugares donde no es posible contar con ellos; y dando un espacio relevante a la rehabilitación física y psicológica de los pacientes para una mejor recuperación y por consiguiente, una mejor vida.

Dr. Walter Feuerhake, director Sonepsyn Mes del ACV

Dr. Agustín Brante, coordinador Sonepsyn Mes del ACV