Cuarenta millones de pesos fueron invertidos en el complejo deportivo y recreativo de La Tirana. La nueva infraestructura no solo servirá a los pobladores de la localidad, sino para las competencias deportivas comunales de Pozo Almonte. La obra demoró cuatro meses .
Un total de 80 millones de pesos adeuda aún la Cormudesi a 117 profesores de la ciudad. Ello corresponde al pago de la llamada "deuda histórica" que el alcalde Jorge Soria se comprometió en febrero de este año a cancelar en cuotas de $20 millones cada una.
Nuevamente Iquique será sede de un torneo deportivo internacional, luego que la ANFP confirmara la realización de la Copa Conmebol Libertadores de Fútbol Playa.
La iniciativa es una gran noticia, ya que permite no solo ser un impulso al turismo sino también posicionar a la ciudad de manera positiva ante el país y el mundo.
Al mismo tiempo, desde lo deportivo, también permitirá a los talentos locales del fútbol playa mostrarse, en un torneo donde vendrán delegaciones de todo Sudamérica.
En este sentido, la realización de este incipiente torneo en un deporte que cada vez logra más adeptos a nivel internacional, además significará una gran responsabilidad como ciudad, con el fin de que la organización esté a la altura de la importante cita deportiva y evitar bochornos de tipo organizacional.
Del mismo modo, es necesario que desde ya se comience a trabajar en todos los detalles para que la ciudad se muestre de la mejor forma, con un paseo costero en las mejores condiciones, ya que será el principal escenario del evento y donde en la actualidad existen varias deficiencias que pueden ser subsanadas. Además, más allá de las zonas turísticas, se deberá trabajar para que todas sus calles luzcan en buenas condiciones y limpia.
Para ello, es indispensable el trabajo de la Municipalidad de Iquique, el apoyo del Concejo Municipal, como también que se sumen las distintas empresas locales y organizaciones sociales, con el fin de sacar el máximo provecho a la iniciativa.
Los últimos dos años han sido muy duros desde el punto de vista sanitario y también a raíz de una crisis migratoria que se ha dado principalmente por la Región de Tarapacá, por lo tanto iniciativas como estas pueden ser un fuerte impulso para el retorno a la normalidad.
Es de esperar que este torneo sea un éxito y que el nivel de organización esté a la altura, para mostrar a Iquique como una ciudad con gran proyección económica, donde hay mucho que ofrecer y mostrar.
Ojalá que todos se sumen a este carro y que toda la ciudad se pueda beneficiar.
"Es necesario que desde ya se comience a trabajar en todos los detalles para que la ciudad se muestre de la mejor forma".
Pese a que el verano está lejos de llegar las temperaturas han dado para que Cavancha ya luzca llena de bañistas. Por lo mismo es importante la función de los salvavidas, sobre todo en fines de semana.
El perímetro del Parque Comunal la mañana de ayer lucía lleno de basura. Si bien es difícil que la recolección llegue a la hora a todos los sectores, al sector llegan cientos de familias y niños que van a hacer deporte y al menos debería existir una preocupación previa.
Cada vez que una autoridad renuncia las excusas son muchas, incluso en algunas oportunidades hasta poco creíbles. Es necesario que se mejore la transparencia, sobre todo cuando se vive en una región pequeña donde todo finalmente se sabe. Toda autoridad debe estar preparada.
Las zanjas eran la muestra de que la ciudad crecía. Progresaba decían otros. Cuadrillas de hombres, palas y picota en mano, se daban a la tarea de abrir la tierra. Las calles quedaban cortadas y para quienes éramos niños se nos abría un mundo insospechado de aventuras.
Las zanjas nos dejaban ver un subsuelo marino. Por aquí y por allá, aparecían conchas y el inconfundible aroma a playa. La leyenda urbana presta como siempre, a explicarlo todo, decía que eran las huellas del terremoto y maremoto del siglo XIX y que indicaba que el agua había llegado hasta la calle Arturo Fernández. Las zanjas se prestaban para todo. En la mañana aparecía un perro o gato muerto. O bien basura que era lanzada sin ninguna consideración. Para cruzar a la casa de enfrente, se improvisaban pequeños puentes. A la semana de trabajo el subsuelo mostraba su oculta geografía. Y no pocos soñaban con encontrar un cofre con los tesoros del pirata Drake.
Los que abrían zanjas eran hombres de pocas palabras. Obreros que excavaban buscando tal vez la utopía. Tenían su momento de relajo a la hora de la vianda. No faltaba la vecina que le calentaba el caldillo. No pedían agua como un favor, sino como una contraprestación a la labor que realizaban. En una ciudad donde la gran mayoría se conocía, esos hombres eran de casa, no tenían nombres, pero si apodos. Eran deportistas, devotos de la China, y en tanto iquiqueños asumían que no había otra ciudad más linda que esta.
En tardes de nostalgias cuando todo te anuncia que esa ciudad que alguna vez fuimos quedó enterrada en una zanja, un aroma de tierra húmeda y de conchas marinas, te cala los huesos, caes en cuenta que habitas el Iquique del nunca más. Una ciudad sepultada por sus propios habitantes que de vez en cuando, suelen darse cuenta, que la pérdida no tiene tamaño, precio y que es irrecuperable.
Por las noches un chonchón anunciaba la presencia de la zanja.
"Las zanjas nos dejaban ver un subsuelo marino. Por aquí y por allá, aparecían conchas y el inconfundible aroma a playa
Bernardo Guerrero Jiménez, Sociólogo, Académico, Unap