Llegada de la variante Ómicron
Las autoridades de Salud confirmaron el viernes el primer caso de coronavirus con la variante Ómicron en Tarapacá. De acuerdo al reporte, corresponde a una persona que registraba viaje a Norteamérica y su contagio fue descubierto a través de un test PCR aplicado en el aeropuerto internacional de Santiago, momento en que se mantenía asintomático.
Tal como lo expresaron algunos especialistas locales, la llegada de esta nueva cepa del virus a la región era absolutamente previsible, sobre todo luego que el país recuperara hace ya varios meses las dinámicas de movilidad, lo que también ha incrementado las posibilidades de efectuar viajes al extranjero.
Según lo ha expuesto el mundo científico, hasta el momento se sabe que la cepa Ómicron es al menos un 30% más contagiosa que la variante original de Wuhan, pero que generaría cuadros menos severos de la enfermedad. No obstante, la velocidad en que se transmite podría tener un impacto en los centros de salud.
En ese contexto y pese a la mejora en el escenario sanitario general, las autoridades han actuado con bastante cautela, por lo que han reforzado el llamado a mantener las medidas preventivas y el avance del proceso de vacunación, tanto para el esquema completo como para la dosis de refuerzo. Lamentablemente, en este último proceso Tarapacá no ha logrado avanzar de manera significativa o como la situación pandémica lo demanda.
Es evidente que las actividades sociales y las aglomeraciones propias de las fiestas de fin de año representan todavía un mayor riesgo de contagio, por lo que se requiere que la población mantenga el autocuidado y no se genere una falsa sensación de seguridad, lo que podría complicar la situación.
Ya en países de Europa el escenario epidemiológico se ha vuelto nuevamente complejo, lo que llevó a los gobiernos a retomar algunas restricciones en la movilidad. En esa línea, Chile tiene -una vez más- la posibilidad de aprender de la experiencia extranjera y aplicar medidas que al menos logren mitigar los efectos de esta variante.
Sin embargo, lo primero y más importante, es que la población se involucre en los cuidados.
"Es evidente que las actividades sociales y las aglomeraciones propias de las fiestas de fin de año representan todavía un mayor riesgo de contagio".