"Hay que derribar los límites y los muros autoimpuestos"
El joven estudiante ostentó el cargo de comandante de misión en el Programa LunAres, en Polonia, el 2021. Asegura que las ganas de realizar proyectos y perder el miedo al riesgo es un baluarte heredado de su madre, Bernarda González.
El primer astronauta análogo de Chile es iquiqueño. Felipe Suazo tiene 26 años y está a punto de titularse como ingeniero civil industrial, sin embargo, su principal sueño es ir al espacio en una misión y además traspasar toda su experiencia a más jóvenes chilenos, para que se enamoren del cosmos.
Cuenta que ha sido una gran travesía poder alcanzar este sueño, pues además de luchar por oportunidades a las que aspiran muchos jóvenes en todo el mundo, ha debido sortear con la falta de interés que existe en el país por la carrera espacial. "Un gran pilar, apoyo e inspiración ha sido mi mamá: Bernarda González. Ella no solo es muy trabajadora, sino que además está a punto de egresar de ingeniería comercial; es dedicada, apoyadora y creo que esas ganas de hacer cosas y no desistir, lo heredé de ella", explica Felipe.
Comenta que Bernarda ha ido complementando sus estudios, desde el técnico hasta su actual carrera universitaria y si bien era él quien le ayudaba con sus materias en un comienzo, ahora "ya no me necesita porque ella sola maneja sus conceptos y se ha empoderado de sus estudios".
"Astroboy", como le llaman sus más cercanos, cuenta que cuando terminó su etapa colegial , ingresó a la Universidad Católica del Norte a estudiar Geología. Pero el terremoto que afectó al norte ese año, lo hizo perder su motivación por estar lejos de su familia: "Mi única preocupación era mi mamá y mi hermana (13 años), que debían evacuar en cada temblor con alerta de tsunami. Por eso, en el segundo semestre decidí cambiarme a la Universidad Arturo Prat, y así poder apoyar a mi familia y estudiar sin tantas preocupaciones".
Asegura que la idea de ser astronauta llegó en el 2018, cuando vio una publicación en la página de la Unap, donde se ofrecía una beca de formación para ser científico astronauta y, "sin duda, fue una oportunidad que atrapó mi atención, después de consultarlo con mi familia, postulé, y tras un mar de documentos y un par de entrevistas, fui seleccionado, y por lejos, fue donde mi vida en la universidad cambió completamente y tomé un rol como gestor de cambio".
Astronauta
Esa beca de formación se concretó marzo del 2019, momento en que "comenzó un nuevo mundo para mí", asegura y recalca que esta oportunidad transformó su mirada respecto al futuro y sobre lo que quería hacer en adelante.
"Mi motivación desde entonces fue viajar al espacio. Entendí que podía derribar muros y límites que yo mismo me había impuesto, donde siempre sentía que me faltaba algo, o que había alguien más que lo podría hacer mejor que yo. Me di cuenta que no es así y que yo igual podía estar a la par con personas de otras partes del mundo, y eso también se los quiero transmitir y motivar a ustedes también, a seguir sus sueños por muy difícil que se vea", señala con entusiasmo.
Pero ese fue el comienzo y sus experiencias, cursos y actividades continuaron. Es así que pudo participar en una preparación de misiones análogas en formato virtual en Mars Moon Astronautics Academy & Research Science, organización que buscar formar astronautas comerciales.
Esto hasta que el 2021 se convirtió en el flamante comandante de misión en el programa LunAres, como astronauta análogo en Piwa, Polonia, donde durante 15 días experimentó lo que es vivir en una base espacial junto a otros jóvenes del resto del mundo.
"Fue un entrenamiento que abarcó tres partes de estudio: psicológico, físico y fisiológico. Algo similar a lo que sería un reality show en la TV. En lo físico, se aplicaban metodologías para la disminución de estrés, y luego, por último, en la fisiología, que es cercano a la biología y cambios de nuestro cuerpo, buscábamos ver cómo el estrés afectaba nuestros cuerpos".
No estoy solo
Pero Felipe Suazo González espera más. En sus planes actuales está lograr auspicio y apoyo para realizar el curso de piloto y presentar algún proyecto para motivar a más jóvenes a acercarse a la carrera espacial. "Yo no estoy solo en esto. Mi mamá, mi hermana Sofía; mi tía Carolina, Juan Bernal (padre e hijo) han sido fundamentales en poder lograr mis planes. También el recibir ayuda de mi casa de estudios, Unap y su rector; el programa Nueva Ingeniería 2030 y Collahuasi, me ha ayudado a cumplir los objetivos que son muy complejos en lo económico", aseguró .
El futuro ingeniero siempre pensó únicamente en trabajar para ganar un sueldo, pues el tema espacial "era algo para rusos o estadounidenses y aquí estoy yo, representando a Chile en programas de formación espaciales y haciendo realidad un sueño".
Dice que siempre busca cómo implementar procesos, motivar universidades, generar redes de contacto, proponer proyectos, con el fin de generar un camino de oportunidades para quienes deseen tomar un nuevo camino, o bien, trabajar en organizaciones públicas o privadas.
Para él "la innovación y el desarrollo tecnológico es otra de las latentes oportunidades que se especulan que Chile desarrolle algún día, paneles solares 2.0, con mayor eficiencia energética, ropa antibacterial utilizando partículas de cobre, baterías reutilizables de Litio, etc. Cuando pensamos en las posibilidades, Chile nos ofrece una gama muy amplia, el problema es que cuesta, y la tramitación que se debe realizar no lo vuelve fácil, sino que a veces incluso lo empeora", aseguró y agregó que espera que el Ministerio de Ciencias abra su enfoque para que el país sea parte de la carrera espacial.
"Mi motivación desde entonces fue viajar al espacio. Entendí que podía.
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