Una real Integración Social
Desde 2007 es que cada 2 de abril se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Esto fue instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas instauró con el fin de poner en discusión la necesidad de contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), promoviendo la inclusión en todos los ámbitos de la sociedad. Según la OMS, 1 de cada 165 niños en el mundo presentan TEA, pero esta cantidad puede ser poco realista al ir evolucionando los mecanismos de diagnóstico existente. Algunas estimaciones indican que cerca de 19.000 menores presentan actualmente esta condición, pero fácilmente podría superar esa cifra, esto sin considerar a sus familiares que viven día a día con el autismo y la discriminación que en muchos sentidos se presenta.
Tal como dice el término, esta condición corresponde a un "espectro", por lo que contiene muchos matices, haciendo de cada niño y niña diagnosticado una persona con características que lo hacen únicos y, a diferencia de lo que muchos pueden pensar, no es una enfermedad, por lo que no tiene (ni necesita) cura. Claramente, existen tratamientos que buscan entregarles herramientas para integrarse a la sociedad, dados sus problemas de comunicación e interacción típicos de la condición. Sin embargo, el acceso a estas terapias es algo muy lejano para muchas familias, aislando a estos niños de un mundo que no los entiende. Como humanidad, estamos recién adentrándonos en comprender el TEA para integrar a estos niños a la sociedad, pero estamos mucho más atrasados en integrar a la sociedad en el mundo del autismo.
Actualmente, está en proceso un proyecto de ley sobre autismo, que busca asegurar la atención médica, educativa y social. Esto es un gran paso para implementar cambios reales en el sistema educativo y de salud pública, además de generar espacios donde ellos puedan desarrollar su potencial e intereses y la comunidad pueda informarse sobre esta condición, generando integración social desde los cimientos. Estos niños (y adultos) con TEA no solo necesitan ser aceptados, sino también tener la oportunidad de mostrar su valor como miembros productivos de la sociedad. Una parte importante del progreso está en lo peculiar, por lo que un futuro basado en la integración de estos niños y el respecto mutuo es un futuro prometedor.
"Como humanidad, estamos recién adentrándonos en comprender el TEA para integrar a estos niños a la sociedad".
Pablo E. González Villarroel,, astrofísico, Universidad de Tarapacá. Explora Tarapacá