"No hay ninguna palabra que hable de una migración segura, ordenada, regulada..."
Aprensiones por el tema de autonomía indígena y el impacto en minería expuso el convencional de Vamos por Chile como una de las situaciones complejas del nuevo texto constitucional. También cree que por respeto al trabajo de los convencionales, no se debe anticipar qué hacer ante un posible rechazo en plebiscito.
Como un proceso que está alejado de las necesidades de los chilenos y de los habitantes de Tarapacá, calificó el convencional RN, Álvaro Jofré, miembro de la comisión "Forma de Estado", el desarrollo de la Asamblea Constitucional cuando faltan solo dos meses para el cese de su trabajo y la entrega del texto de la nueva Constitución. Para Jofré hay un concepto separatista en el contexto de las atribuciones a los pueblos indígenas, autonomías que pueden golpear áreas productivas y, a la vez, visiones de país que le hacen difícil creer en el proyecto de Constitución. También asume una autocrítica de la labor de los convencionales, que a su juicio no se ha notado en Tarapacá.
-¿Está el proceso constitucional en una encrucijada al no poder representar las necesidades de la mayoría de los habitantes del país y la región?
-Las críticas apuntan a un rechazo y las cosas que ocurren al interior y afuera por algunos dichos de convencionales. Nosotros fuimos mandatados para superar graves problemas que tenía la ciudadanía y representar un país unido en temas de salud, ambiental y migratorio, educación, pero la Convención ha ido fragmentando, creando una Constitución indigenista donde la ciudadanía es sabia y huele que esto no va a ser un bien para Chile, sino lo más grave, una pérdida de tiempo, gasto innecesario de recursos públicos.
-¿Qué opina de una vía o reforma post rechazo que se está imponiendo en la oposición y sectores exConcertación? ¿No sería contradictorio que se opine eso si ustedes siguen en este trabajo?
-Creo que eso de pronunciarse antes es hacerle un flaco favor a los convencionales. Estamos intentando construir algo que hoy parece más un mamarracho que un texto para el país. Va a ser en Antofagasta donde se va a entregar este borrador, donde pasará por las normas transitorias, para preparar el plebiscito del 4 de septiembre. Yo no veo hoy que haya otra vía.
-¿Hay una autocrítica del trabajo como convencionales por un proceso alejado de la gente? ¿Puede haber también una lejanía de los medios respecto a este proceso?
-Este es un trabajo de no solo construir la norma y no hemos tenido momentos de hacernos comprender con la ciudadanía cuando hablamos de expropiación, de autonomía de pueblos indígenas, de estado regional, porque de verdad llegamos (a la Convención) a las 9 de la mañana y no salimos hasta la 1 de la madrugada. Yo estoy convencido que no sirve que solo se hable, sino que las normas que se están construyendo, deben ser más explicadas, lo que puede suceder en el desarrollo de una persona y una familia. Pero la vorágine del trabajo ha sido en esa línea. Al tener el texto en la mano esperamos que más medios (de comunicación) puedan analizar las normas para la realidad particular.
Una de las críticas al texto constitucional son una serie de atribuciones y autonomías para pueblos indígenas, como expropiaciones de terrenos, además de una justicia específica. ¿Cómo se llegó a esa situación y qué podría implicar en la región?
Uno de los graves problemas de este texto al día de hoy es que ya está puesto, escrito, que es la plurinacionalidad, y pasó que primero se habló de pueblos indígenas, pueblos originarios y ahora pueblos preexistentes, generando una rareza y que nadie entiende esta plurinacionalidad de naciones indígenas en una sola nación. Cada uno va a tener su autodeterminación con autoridades propias, sistemas de justicia propio y van a desarrollarse fuera del sistema vigente. La gente no entiende que esta constitución sea separatista y que este 20 a 30% de población indígena sea un mundo privilegiado. Con la norma que se aprobó de derecho fundamentales en expropiación de tierras, me pregunto qué va a pasar en Tarapacá, cuando haya solicitud de terrenos del pueblo Aymara, Quechua.
-¿Podría haber un impacto en el tema minero considerando que la mayoría de los yacimientos están en territorios indígenas? ¿Se ha visto esta situación?
Hay en el texto considerado que lo que se haga en sus territorios deberá tener su consentimiento y deberá tener permiso de ellos. Y yo estoy muy preocupado con lo que pueda suceder en la gran minería del cobre y en el resto del país, pues se puede ver afectada por esta lógica. No solo quienes trabajan directamente en la minería, sino los contratistas. Hay una nube que no deja ver y lo que menos necesitamos es la incertidumbre.
-Ud. ha sido crítico de que el tema migración no ha sido abordado con medidas de orden. ¿A qué se refiere en forma puntual?
-Pese a ser un tema sensible para nuestra región, no hay ninguna palabra que hable de una migración, segura, ordenada, regulada, no existe. En varias oportunidades hemos puesto reparo a esta particularidad. Hace 40 años atrás, tal vez uno entendería, pero en un contexto de como está el mundo globalizado, nuestra constitución tiene que decir algo de esta migración que está pasando en nuestro país. Cautelar que la caridad parte por casa y no hacerse cargo de que solo el problema es humanitario, para las personas que ingresan, sino las graves consecuencias de la ilegalidad y ese tránsito clandestino, como son las tomas de terreno, falta de matrículas en los colegios y salud primaria y eso para Tarapacá es muy negativo.
¿Alguna vez han dialogado los convencionales de la región estos temas?
Yo más converso con (Wilfredo) Bacián que es de la misma comisión y con Hugo (Gutiérrez) hemos conversado en los pasillos, pero en general hay cierta distancia, no solo en lo ideológico, sino como vemos el futuro de nuestro país.
"Yo estoy muy preocupado por lo que puede pasar en la minería del cobre.
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