Déficit habitacional en la región
Un trágico viernes vivió ayer la región, luego que las autoridades confirmaron la muerte de nueve personas, cuatro adultos y cinco menores de edad, en un voraz incendio que afectó a una de las precarias viviendas que se emplazan en las tomas de Alto Hospicio, específicamente en el sector de El Boro.
El siniestro, además de acabar con la vida de toda una familia, vuelve a dar cuenta de un problema que lamentablemente no ha logrado ser resuelto por las distintas administraciones del Estado y que, por el contrario, cada año parece incrementarse.
No solo en Tarapacá, sino que en todo el país, el déficit habitacional es un tema que impacta. De acuerdo a las cifras de la Cámara Chilena de la Construcción, en el territorio nacional existe un déficit de más de 641 mil viviendas y solo en nuestra región esa cifra casi bordea las 30 mil. Incluso, luego de la pandemia y también producto de otros factores como la migración regular e irregular, esta situación ha ido en aumento.
Se necesita solo un rápido recorrido por estos asentamientos para comprender las difíciles condiciones que enfrentan miles de familias, las que además de no contar con un inmueble adecuado, sufren por la ausencia de servicios básicos y seguridad, tal como quedó en evidencia con esta última tragedia.
En ese sentido, urge buscar herramientas que permitan avanzar de forma más oportuna en soluciones habitacionales concretas, de modo que la problemática no continúe avanzando como hasta ahora, de manera exponencial.
Hoy por hoy el país atraviesa por un importante debate que busca mejorar la calidad de vida de su población y, en ese sentido, es clave que el tema habitacional se instale como una de las necesidades más urgentes.
Solo para contextualizar, un estudio realizado hace pocos años por el Ministerio de Vivienda indicaba que al año 2011 se contabilizaban seis campamentos en la región, mientras que los últimos registros dan cuenta de más de 40, es decir, la necesidad ha caminado mucho más rápido que las soluciones.
Por otro lado, el actual escenario económico impide que muchas familias ni siquiera tengan lo suficiente para costear un arriendo y menos acceder a un crédito hipotecario, lo que sin duda podría generar que muchas más personas opten por desplazarse a estos asentamientos. La situación es compleja y se debe actuar más rápido.
"Al año 2011 se contabilizaban seis campamentos en la región, mientras que los últimos registros dan cuenta de más de 40".