A inicios de este siglo calle Baquedano se transformaba en un paseo peatonal, donde un proyecto del exalcalde Jorge Soria no solo le cambió la cara, sino que la transformó en un ícono para la ciudad y le brindó características únicas en el país.

Baquedano para todo aquel que visita Iquique es una forma de trasladarse al pasado y permite imaginar cómo debió ser la vida a fines del siglo XIX e inicios del XX.

Lamentablemente hoy este tradicional paseo luce bastante desgastado y aunque sigue siendo un tesoro para Iquique, bien podría tener un hermoseamiento más allá de lo que pueden hacer los funcionarios de la Dirección de Aseo y Ornato de la Municipalidad.

Sin duda se requiere un gran proyecto, que implique fondos sectoriales y que con la venia de Monumentos Nacionales permitan un trabajo mayor en este paseo que puede dar un paso mayor y convertirse un referente para turistas nacionales e internacionales, que invite llegar a la Región de Tarapacá, pero también para que los propios iquiqueños puedan conocer más de su historia, como también disfrutarla recorriendo sus calles.

Es necesario potenciar la infraestructura de uso público en Iquique, tanto para el desarrollo de la industria turística como para entregar a los iquiqueños espacios más acogedores que promuevan su utilización y ocupación en pos de fortalecer la seguridad.

El reciente proyecto de reparar las fachadas de muchas casas de este sector, si bien permite mejorar el aspecto del lugar, se queda corto frente a una serie de necesidades que tiene esta zona típica, que podría ser más amigable con mejores señaléticas, cámaras de seguridad, iluminación y zonas exclusivas para venta de artesanías, que eviten los problemas de circulación que se generan actualmente.

El sector también podría ser potenciado con la elaboración de circuitos históricos que permitan a delegaciones escolares locales y del resto del país tener un aprendizaje in situ y con características mucho más lúdicas que las que se pueden lograr al interior de un salón de clases.

Baquedano todavía tiene mucho que entregar a Iquique, no debe ser desaprovechado y para ello se debe seguir potenciando desde lo público, pero también desde lo privado.

"Se requiere un gran proyecto, que implique fondos sectoriales y que con la venia de Monumentos Nacionales permitan un trabajo mayor en este paseo".

Iquique a comienzos del siglo XIX era una aldea de solo un centenar de habitantes, cuando el boom del salitre hizo conocido a este puerto en todo el mundo, en la década de 1870, ya superaba los 15.000 habitantes. Para el recordado año 1907, el puerto estaba pletórico de población, llegaba a los 40.171. No hubo un crecimiento poblacional muy significativo hasta 1982 con 122.957, posiblemente por la Zofri. Con el auge de la minería tenemos actualmente una población estimada en 223.463 personas. Este crecimiento demográfico nos hace perder la memoria histórica, porque construimos aceleradamente sobre los vestigios de ese pasado que es tan importante para nuestra identidad. Quizás por ello, deberíamos volver a caminar por las calles de Iquique recordando el viejo puerto salitrero. Los iquiqueños de mi generación todavía recuerdan a la calle Tacna, que se transformaría en Obispo Labbé. Sin embargo, no sabemos que antes se llamó General Castilla. Ramón Castilla Marquesado fue un ilustre tarapaqueño, dos veces presidente del Perú, y que luchó junto al General Manuel Bulnes en la batalla de Yungay en 1839.

Nada más placentero para los iquiqueños e iquiqueñas que caminar -este día del patrimonio- por la calle Baquedano, pero en ninguna parte se indica que antes su nombre era Huancavelica, localidad famosa por sus minas de azogue o mercurio, elemento químico que se utilizaba para el beneficio de la plata en minerales como Huantajaya y Santa Rosa. Precisamente, la calle Baquedano en periodos más tempranos también se llamó Santa Rosa. ¿Por qué no señalar en cada calle sus historias? La idea de un código de barras con esas historias para que el visitante las descargue en su celular parece muy actual, pero en Europa -donde saben de patrimonio- simplemente son bellos letreros que se pueden leer directamente.

Muchas veces los visitantes preguntan ¿dónde estaba antes el Teatro? Quienes saben les dicen que estaba en la calle Bolívar, nombre que se conservó de la época peruana, sin embargo, tuvo otro nombre antes: del Teatro. Las antiguas calles del barrio El Morro, como Aníbal Pinto, Pedro Lagos y Covadonga, se llamaban de Misti y Tumbes, Camiña y Libertad.

El patrimonio no son solamente los edificios, los vestigios arqueológicos o los archivos históricos, también lo es nuestra memoria que siempre será el ancla de nuestra identidad y la brújula de nuestro futuro.

"El patrimonio no son solamente los edificios, los vestigios arqueológicos o los archivos históricos".

Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia 2014

Cuando los padres desautorizan a los profesores ante niños que recién están comenzando a educarse, se pierde el respeto y finalmente siempre se llegará a situaciones de violencia. Las señales que se están dando en la sociedad son preocupantes.

¿Más aseadores?

Pese a que el dicho es antiguo, no pierde vigencia. Es mejor evitar ensuciar que limpiar más. La solución a los problemas de aseo en la ciudad están lejos de solucionarse con más aseadores. Se requiere un proyecto más ambicioso.

Seguridad

No solo en el centro, sino que en distintos barrios de Iquique se están registrando hechos delictuales violentos y a plena luz del día, como la encerrona ocurrida en el sector sur. Es importante que el resguardo policial se realice en todos las zonas de la capital regional.