Elásticos hacen a la mascarilla quirúrgica tan eficaz como la KN95
Científicos modificaron tapabocas de tres pliegues y descubrieron que así igualaban en efectividad a los mejores elementos de protección personal del mercado.
Natividad Espinoza R.
El covid-19 hizo de las mascarillas un accesorio imprescindible. Sin embargo, no todas protegen del virus por igual: la efectividad de una N95 o KN95 es del 95%, mientras la mascarilla quirúrgica de tres pliegues alcanza el 75%.
Afortunadamente, hay una forma de hacer que la mascarilla quirúrgica gane un 20% de efectividad, igualándose a las que brindan la mejor protección. Esto, sólo usando bandas elásticas.
Lo que hace menos protectoras a las mascarillas quirúrgicas es que no se sellan alrededor de la cara del usuario, lo que permite que las partículas pasen por alto el filtro de forma periférica. Teniendo en cuenta aquello, un grupo de científicos de la Universidad de Michigan (EE.UU.) decidió modificarlas y ponerlas a prueba.
Para eso, los investigadores pusieron dos bandas elásticas de ocho pulgadas (20,3 centímetros) sobre la coronilla, el puente de la nariz, alrededor de las mejillas y debajo del mentón de 40 usuarios de mascarillas quirúrgicas, de manera que todos los límites del tapabocas quedaran ajustados a sus caras.
En un principio, 31 de los voluntarios usaron mascarillas modificadas que pasaron una prueba de ajuste con una puntuación mayor a 100, considerablemente superior al 3,8 de una mascarilla quirúrgica sin modificar, pero todavía menor que el 199 de las KN95 y los respiradores N95. No obstante, al pasar los días los usuarios fueron ajustando mejor los elásticos, lo que llevó a un resultado final que igualó la efectividad de las mascarillas de mejor reputación.
Según el dr. Jaimo Ahn, autor principal del estudio publicado en PLOS ONE y profesor de cirugía ortopédica, "esta sencilla modificación podría abordar la escasez de respiradores N95 en todo el mundo y proporcionar un medio práctico para mayor protección personal a trabajadores de la salud y a personas en regiones de escasos recursos o incluso en un área con recursos cuando las demandas de producción no puedan satisfacer las necesidades en una pandemia".
"Si bien no es una vacuna, este enfoque enfatiza la prevención en lugar del tratamiento", añadió Ahn, subrayando que "si bien no es sofisticado, tiene el potencial de salvar vidas y preservar el bienestar. Su efecto durará mientras haya enfermedades respiratorias y la demanda de EPP (elementos de protección personal) supere la oferta. Tiene un impacto inmediato y es sostenible, pero simple y económico".