Algunos expertos en políticas sanitarias explican que las autoridades chilenas esperarán analizar los efectos de los actos masivos por Fiestas Patrias respecto a la situación de la pandemia por covid-19 y definir los nuevos pasos a seguir. El análisis se hará en medio de decisiones de países europeos y de la propia OMS que ya se atreven proyectar el fin de los efectos pandémicos.

En Chile tras la masiva vacunación, principalmente con las dos primeras dosis, la situación parece controlada en lo relativo a los casos graves y los decesos.

La quinta ola fue fuerte, multiplicó los contagios y los llevó a las cifras más altas de estos más de dos años. Pese a ello no hubo colapso en los centros médicos de urgencia y la mortalidad disminuyó ostensiblemente.

Todo transitó por un camino de preocupación por el alto número de infecciones, los que a la fecha han caído a cifras controlables. Incluso muchos sugerían avanzar en terminar con la exigencia del pase de movilidad y la obligatoriedad en el uso de mascarillas.

El Gobierno optó por seguir con los cuidados y esperar si aumentan los brotes tras las Fiestas Patrias y estudiar cómo se comporta la infección viral.

Si los contagios aumentan sin generar cuadros graves o si realmente no aumentan, es muy posible que estemos frente al inicio del fin de la pandemia.

No acabará de un momento para otro, de ningún modo. Se esperará algunos meses con mayor flexibilidad en las medidas de cuidado hasta llegar a eliminarlas por completo.

Lo que venga para el futuro será también materia de estudio de los expertos, quienes tienen varias teorías que se pudieran aplicar. Una de ellas es definir una vacunación anual, en paralelo a la de antiinfluenza, para los grupos vulnerables si es que no se decide que sea universal, que es otra de las opciones que se barajan.

Está claro que el virus seguirá presente y arreciará con mayor o menor fuerza cada año, al igual que otras enfermedades respiratorias, y habrá que aprender a convivir con él. Una vez asumido, es improbable que volvamos a cuarentenas u otras restricciones a causa del covid y si sabemos protegernos también se evitarán muchas muertes.

La "prueba de fuego" dependerá del comportamiento que se evidencia durante estas Fiestas Patrias que hoy terminan.

"Lo que venga para el futuro será también materia de estudio de los expertos, quienes tienen varias teorías que se pudieran aplicar".

Como psicóloga y perito forense con años de experiencia, sé que es imprescindible que la justicia penal sea condenatoria con los victimarios, pero al mismo tiempo reparatoria con las víctimas. El jueves 8 de septiembre nos enteramos que el Tribunal de Juicio Oral de Valparaíso declaró culpables a los dos hombres que montaron una red de explotación sexual comercial en torno a la residencia Anita Cruchaga en Viña del Mar. Fueron tres meses de juicio, pero desde que iniciamos las primeras denuncias han pasado cuatro años. Las niñas ya son mujeres.

Hoy tenemos este fallo inédito; es primera vez que el delito se llama como lo que es: explotación sexual comercial de menores de edad, y no "prostitución infantil", como se le decía siempre erróneamente. Esto, sin duda, sienta un precedente y nos alegra. Fuimos varios los profesionales que veíamos a las niñas como víctimas y buscamos defenderlas de estos siniestros delincuentes, y debemos sentirnos satisfechos. Pero lo dramático del caso es que muchas de las chicas que declararon en la causa incluso hoy no se consideran víctimas aunque les duele hasta el aliento, como canta Serrat.

Para sanar una herida hay que verla, saber dónde está, por qué duele. Si no la ves, te hace daño, pero no la puedes curar.

Eso es lo que pasó con las adolescentes que fueron explotadas por estos hombres.

Las niñas en residencias de protección con tremendas historias de vulneraciones y abusos, particularmente sexuales, acarrean un nivel de daño tal, que, si no son tratadas por la sociedad y todo el sistema de protección con una perspectiva de género, seguirán reproduciendo el nefasto modelo patriarcal. Ese que llevó incluso a sus madres a hacer la vista gorda cuando un padrastro o una pareja ocasional abusó de ellas, que fue en muchos casos lo mismo que les pasó a ellas con sus madres, hoy las abuelas.

Para muchas de estas niñas, triunfar en la vida, salir adelante, es conseguir un hombre que las quiera, armar "familia", quedar embarazadas, ceder a sus deseos. Por ese malentendido amor, son capaces de entregarse a otros, si él se los pide. Es un falso consentimiento el que ellas entregan, porque no tienen conciencia del abuso del que son víctimas, ya que su sí está mediado por sus historias de daño, abandono, abuso.

Y eso lo sabían los explotadores de las niñas de la Anita Cruchaga.

Con regalos, falso cariño, fiestas, droga, las iban envolviendo en una espiral de manipulación y deterioro. Y el sistema no ayudó a pararlos a tiempo. Porque para actuar en consecuencia con la gravedad del delito, todos -Carabineros, PDI, Cesfam, hospitales, colegios, tribunales, vecinos- debieron entender de inmediato que eran víctimas y no "cabras sueltas" que se portaban mal. Por eso, creo que aquí hubo condena, sí, pero no reparación. Y que esas niñas, que hoy son mujeres con distintas suertes (incluida una que tiene un hijo de su explotador y otra que murió de sobredosis en la calle) siguen sin tener justicia.

"Para sanar una herida hay que verla, saber dónde está, por qué duele".

Carolina González, jefa de operación social Hogar de Cristo Valparaíso

Algunos emprendedores que se instalan en Playa Brava están adoptando la mala costumbre de subir con sus vehículos al parque para descargar su mercadería. Sería bueno que la autoridad revisara esa situación.

Masividad

El desfile en Iquique tuvo alta afluencia de público y muchos de tarapaqueños aprovecharon de compartir con sus familias tras dos años sin actividades presenciales para Fiestas Patrias. La normalidad está a la vuelta de la esquina, pero también depende de todos.

Basura

Muchos siguen sin entender que la limpieza de la ciudad es responsabilidad de todos. Como ocurre en muchos feriados, buena parte de la población sigue sacando sus desechos a la vía pública sin verificar si pasarán los camiones recolectores. Hay que colaborar.