Tarapacá es una de las regiones del país con mayor número de vehículos por habitante, solo detrás de Magallanes.

Según el último anuario del INE de vehículos en circulación en el país, Tarapacá mantenía 3,89 automóviles motorizados por cada 10 habitantes, lo que da cuenta de un colapso vial que se percibe a simple vista.

A lo anterior se suma que existe una gran cantidad de automóviles circulando y que no tienen permiso vigente, algunos que recorren las calles y otros -la mayoría- que permanecen estacionados a la espera que los municipios realicen el retiro.

Todo lo anterior hace que sea muy complejo encontrar un estacionamiento, principalmente en Iquique, donde no solo en las calles del centro hay una escasez de espacio, sino en toda la ciudad.

Sin duda se trata de una situación que genera una serie de problemas adicionales, como por ejemplo el riesgo de atropellos o colisiones, ya que los cruces suelen estar obstaculizados y se reduce considerablemente la visión.

Si bien la solución para muchos podría ser que Carabineros o los inspectores municipales se dediquen a cursar más infracciones, sin embargo, esto tampoco ha resuelto problema.

Es necesario, entonces, que se busquen soluciones más profundas y que consideren las particularidades de la población local. En ese sentido, algunos han planteado la necesidad de potenciar las ciclovías, sin embargo, vale preguntarse si esa medida ha favorecido realmente a la descongestión. La respuesta parece ser negativa.

Mejorar el transporte público, estacionamientos a bajo costo en terrenos fiscales, que los proyectos urbanos consideren más espacios de aparcamiento, incluso modificar el diseño de las calles, son algunas de las ideas posibles, pero todo acompañado de medidas que desincentiven al menos la propiedad de más de un vehículo por familia.

Iquique es una ciudad que creció verticalmente y el gran número de familias que existen por kilómetro cuadrado hacen más difíciles los desplazamientos, con el consiguiente deterioro de la calidad de vida de todos sus habitantes.

No se puede seguir esperando para actuar, es hora de tomar medidas que efectivamente aborden el problema.

"Según el último anuario del INE de vehículos en circulación en el país, Tarapacá mantenía 3,89 automóviles motorizados por cada 10 habitantes".

El informe de Producto Interno Bruto Regional desarrollado por el Banco Central fue categórico. El organismo señaló que durante el segundo trimestre del año "la actividad de la región de Tarapacá no registró variación. Lo anterior fue el reflejo de los resultados negativos de la minería que compensaron los aportes positivos del resto de las actividades en la región".

Esto grafica el peso que tiene la minería en Tarapacá; si la minería va en un camino con baches, la economía regional se verá involucrada en su totalidad.

Por eso vemos con especial atención lo que está sucediendo actualmente en el Senado, donde se están discutiendo los pasos a seguir en el proyecto de Royalty Minero propuesto por el Gobierno. Con esta iniciativa, las tasas efectivas a pagar por la industria minera se posicionarían entre un 58% y un 65%, una de las más altas del mundo.

Si ya tenemos complejidades como una caída de la ley de mineral y una geología más compleja para extraer minerales, consideramos que un royalty que incluye una variante ad-valorem, es decir, sobre las ventas y que llega a tasas que solo superaría una jurisdicción (correspondiente a Congo), vemos que hay un menoscabo que duele aún más en las circunstancias actuales.

Asimismo, el Ministerio de Hacienda ha señalado que hará ajustes al proyecto de royalty, cuyas indicaciones aún no se conocen, además de presentar una Agenda Pro-Inversión. En el caso de la minería, se consideró rebajar la tasa ad-valorem por cinco años para proyectos nuevos y de expansión, pero cierto es que lo propuesto para nuestra industria, los cinco años, está muy lejos de atraer recursos.

Un proyecto minero requiere entre 10 y 20 años para poder concretarse. ¿Quién querrá invertir en minería si se plantea la medida para los próximos 5 años? Esta iniciativa, claramente no es realista ni efectiva.

Tenemos que reactivar la agenda de inversión en Tarapacá, ya que es una urgencia inmediata. Recordemos que a comienzos del 2000, Chile concentraba un 36% de la producción cuprífera mundial, hoy es solo de un 26%. Esto comprueba que en la actualidad hay más lugares donde invertir, por lo que no podemos darnos el lujo de dar paso atrás y tampoco dejar fuera a las regiones productoras.

"¿Quién querrá invertir en minería si se plantea la medida para los próximos 5 años?

Leopoldo Bailac,, Presidente AII

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